viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Cómo saber si somos adictos al sexo?

La mejor excusa que existe para justificar una infidelidad es declararse adicto al sexo, pero más allá de esa justificación que raya más en una actitud compulsiva y un deseo irrefrenable, la adicción es una enfermedad que día a día ataca a más hombres.
La mayoría tenemos impulsos sexuales, obviamente algunos en mayor a menor grado, pero esa actividad se torna preocupante cuando no logramos inhibirlos o controlarlos, transformándose en un acto peligroso.

Si bien la conducta de un adicto sexual está involucrada con la pérdida de control, losniveles de consumo de pornografía o la frecuencia con la que recurre a las profesionales del sexo para saciar sus necesidades, algunos expertos sexólogos la califican como “una forma de escape, por una baja autoestima, o por sentimientos de enojo e inseguridad”.
Ya sea una adicción o tan sólo una conducta compulsiva, la realidad es que el sexo no debería ser una obsesión, pero al igual que sucede con otras adicciones como las drogas, el cigarro o el alcohol, acarrea muchos problemas y sufrimiento al no poder conseguir un equilibrio y relaciones sexuales satisfactorias con una pareja estable.

Un diagnóstico
La principal forma de descubrir a un adicto sexual pasa primeramente por un diagnóstico y evaluación profesional, no obstante, se puede detectar a un adicto por su comportamiento social y la forma de enfrentar el tema sexual en la vida diaria.
Mentiras: un adicto al sexo utiliza frecuentemente mentiras para conseguir lo que busca, sin importar las consecuencias o la veracidad de sus palabras.
Dedicación absoluta: El adicto sexual está siempre preocupado y gasta muchas horas del día en conquistar a alguien, utilizando todos los recursos disponibles para lograr su propósito de satisfacción.

Oídos sordos: Por lo general un adicto al sexo no mide consecuencias y hace oídos sordos ante cualquier amenaza, no dando pie atrás especialmente cuando se enfrenta a un posibilidad de divorcio, el despido del trabajo, el arresto e, incluso, la muerte.
Pornografía: Los altos niveles de consumo de pornografía, en todas sus vertientes y corrientes cinematográficas, es una realidad que va ligada al adicto al sexo.
Indomable: Un adicto al sexo no conoce el autocontrol. Por más que las experiencias y los límites sean claros, un enfermo pierde el control y sobrepasa cualquier frontera.
No muy placentero: Por lo general, lejos de sentir placer y relajo, los adictos al sexo suelen sentir vergüenza, arrepentimiento, remordimiento y ansiedad después del acto.

Tobogán emocional: Una de las características bien marcadas de un adicto al sexo es el vaivén de emociones a la que se enfrenta después de un acto sexual, pasando de la euforia al bajón en pocos minutos, siendo la única solución posible otro encuentro sexual y así sucesivamente.
Pese a que este tipo de conductas que puede desencadenar serios problemas a un adicto, existen especialistas dispuestos a ayudarles, encontrando las razones que desencadenan esa dependencia y enseñando técnicas de control sobre las conductas sexuales mediante psicoterapia o fármacos como los inhibidores sexuales.

Lo importante es tener claro que como toda adicción, en este caso la sexual, es una enfermedad por lo que hay que recurrir a un profesional calificado para recibir el tratamiento indicado antes que sea demasiado tarde para una terapia.


  Fuente: guioteca.com

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