Fueron sepultados hoy los restos del padre del Karate Miguel Peña quien falleció el martes en su residencia a la edad de 69 años a consecuencia de problemas de salud relacionado con la diabetes que venía enfrentando desde hace varios años.
Sus restos fueron expuestos desde el miércoles en la
Funeraria Blandino en donde distinguidas personalidades del deporte así como jóvenes que fueron sus alumnos
se dieron cita para dar el último adiós a la gloria del Karate dominicano.
El cadáver de Miguel
peña fue trasladado a las 4:00 de la tarde a lo
que será su última morada en el
cementerio Cristo Redentor.
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| Miguel Antonino, hjo de Miguel Peña |
Hijo seguirá pasos de su padre
Miguel Antonio Peña, hijo dijo que continuara los pasos de su padre el cual definió como un ser humano generoso que ayudo a muchas personas dentro y fuera del deporte dominicano. Dice contar con grandes conocimientos inculcados por su padre desde muy pequeño en esta disciplina la cual ama hasta el punto que tiene su propia escuela de Karate y defensa Personal en donde enseña con gran entusiasmo a muchos jóvenes y niños que gustan aprender este deporte.
Miguel Peña era considerado como el padre del karate deportivo
en el país, Su historia marco todo un rumbo en el desarrollo de esta
disciplina. Su trabajo, su trayectoria, su entrega total y lealtad a las artes
marciales hacen que sea un orgullo dominicano.
El Kyoshi, Miguel Peña, nace un 29 de septiembre de 1948 en
la ciudad de San Pedro de Macorís, empieza sus prácticas de artes marciales en
Tae Kwon Do en el año 1966, bajo las enseñanzas del profesor José Ramón Reyes
(Cuqui).
Pasa a practicar el Okinawa Kenpo Karate-Do en el año 1967
bajo las enseñanzas del profesor Felton Messina (primer dominicano que recibió
cinta negra, en Mayagüez, Puerto Rico), siendo a finales de 1968, el primer
dominicano en recibir el grado de cinta negra, examinado y promovido en este
país, dicho examen fue dado por el profesor Edwin Rodríguez, cinta negra 2do
dan. En este mismo año gana por concurso como profesor de esta disciplina en la
Universidad Autónoma de Santo Domingo.
En el año de 1975 introduce el karate en las Fuerzas Armadas
y la Policía Nacional y clubes sociales como el Naco, Casa de España, Arroyo
Hondo, Coanca y el Club de Codetel.
En el año 1976 viaja a Japón, donde practica directamente
con el Soke-Sho Isamu Tamotsu, creador del Renshinkan Shorinji Ryu Karate-do,
donde retorna a su país con la cinta negra 4to dan, fue el primer latino en ser
incluido en el libro de oro de dicho estilo, en el 2004 fue reconocido cinta
negra 7mo. Dan.
Legado
El Kyoshi Miguel Peña fundo escuelas de karate desde Pedernales hasta San Pedro de Macorís, enseño en México, Puerto Rico y fue maestro en Japón, tenía más de 46 años dedicado a esta disciplina la cual lo lleno de satisfacción, alegría, metas y el seguir formando mejores deportistas le valió el reconocimiento de “Padre del Karate en la República Dominicana” y que también le valiera para ser reconocido como vieja gloria del deporte nacional, primer paso para ser exaltado a inmortal del deporte nacional.
El promovido profesor fue propulsor del karate militar y jefe instructor de numerosos equipos de artes marciales en torneos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y Mundiales, lo que le valieron el título de Gloria del Karate Dominicano.
Los méritos acumulados por el Hanshi Peña fueron bien conocidos por la familia de las artes marciales tanto a nivel nacional como en América, donde fundo numerosas escuelas, como en las naciones de Puerto Rico, Panamá, Estados Unidos y México.
Peña fue el gran propulsor y masificador del karate,
siendo galardonado como padre de esta disciplina. Es inmortal del Salón
de la Fama del Deportistas Petromacorisanos y fundador de la escuela de karate
de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y de todos los clubes
sociales y provincias del país.
Además, Peña fue propulsor del karate militar y jefe instructor de numerosos equipos de artes marciales en torneos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y Mundiales, lo que le valió el título de Gloria del Karate Dominicano.
En el año 1976 parte hacia Japón en busca de un estilo de karate académico, en compañía de su primer alumno el Shihan doctor Eduardo Mejía Jabid, quienes fueron examinados en ese entonces por el Soke Isamu Tamotsu Cinta Negra 10mo Dan, gran maestro de Shorinji Ryu Karate-Do, ya fallecido.
El Hanshi Peña recibió de parte del Soke Yasutaka Nakasaki Cinta Negra 10mo Dan, los diplomas correspondientes a su grado por sus grandes logros de 49 años de práctica del karate, dedicación y vida en la enseñanza de este legendario arte marcial y en la formación de niños y jóvenes que hoy se desempeñan de manera exitosa en su vida profesional
Palabras expresadas a través de la red social Facebook por quien fuera uno de los tantos alumnos orgullosos de haber recicibo sus enseñanzas.
Victor Gomez
Además, Peña fue propulsor del karate militar y jefe instructor de numerosos equipos de artes marciales en torneos Centroamericanos y del Caribe, Panamericanos y Mundiales, lo que le valió el título de Gloria del Karate Dominicano.
En el año 1976 parte hacia Japón en busca de un estilo de karate académico, en compañía de su primer alumno el Shihan doctor Eduardo Mejía Jabid, quienes fueron examinados en ese entonces por el Soke Isamu Tamotsu Cinta Negra 10mo Dan, gran maestro de Shorinji Ryu Karate-Do, ya fallecido.
El Hanshi Peña recibió de parte del Soke Yasutaka Nakasaki Cinta Negra 10mo Dan, los diplomas correspondientes a su grado por sus grandes logros de 49 años de práctica del karate, dedicación y vida en la enseñanza de este legendario arte marcial y en la formación de niños y jóvenes que hoy se desempeñan de manera exitosa en su vida profesional
Palabras expresadas a través de la red social Facebook por quien fuera uno de los tantos alumnos orgullosos de haber recicibo sus enseñanzas.
Victor Gomez
El día de hoy partió a mejor vida una gran persona, un maestro de maestros, el Hanshi Miguel Peña, espero que siga brindando sus conocimientos en el más allá, pero aun así seguirá en nuestros corazones, gracias por habernos permitido ser sus alumnos, descanse en paz.
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