Muchos cristianos creen que cuando Jesucristo regrese esta
tierra, Él se acercará secretamente para arrebatar a todos los creyentes y
todos los hijos en un rapto. Según esta teoría, ellos serán llevados al cielo
donde serán protegidos durante la Gran Tribulación.
Aunque la
Biblia sí enseña claramente que habrá una Gran Tribulación y que Jesús
regresará, la Biblia no enseña que habrá un rapto secreto.
La teoría del rapto
A menudo se hace referencia a esta enseñanza como la “teoría
del rapto”. Es una teoría porque no tiene una prueba definitiva. Ni Jesús ni
los apóstoles enseñaron que tal evento ocurrirá y, de hecho, éste no tiene
apoyo bíblico. Aunque hay desacuerdo en cuanto a su origen exacto, no se había
escuchado de esta doctrina hasta principios del siglo 19, y la misma se
popularizó cuando fue incorporada en las notas al pie de página de la Biblia
Anotada de Scofield.
Los comentarios de Scofield son con referencia a 1
Tesalonicenses 4:17: “Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en
el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
Los adherentes a la doctrina del rapto creen que éste es
descrito por la frase “seremos arrebatados”. Un significado de la palabra
hispana arrebatados es “ser llevado en cuerpo o en espíritu”.
No obstante, la palabra
rapto no es usada aquí ni en cualquier otro lugar en las Escrituras. La frase
“seremos arrebatados” es traducida de una palabra griega que significa
“agarrar, tirar de, o tomar por la fuerza” (Louw y Nida Greek-English Lexicon
of the New Testament (“Diccionario Oxford griego-inglés LSJ”)). Ésta es una
palabra fuerte en el griego, y enfatiza que la acción será repentina y forzosa.
Transmite el poder de Dios por el cual Él resucitará a los que habían muerto.
En la Biblia Vulgata (latín) la frase “seremos arrebatados” es traducida
rapere, de la cual se deriva la palabra rapto.
Para ver esta declaración en su contexto, nos es útil leer 1
Tesalonicenses 4:13-17: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los
que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen
esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá
Dios con Jesús a los que durmieron en él.
“Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que
nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no
precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con
voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en
Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.
La promesa de una resurrección—no de un rapto
Aparentemente estos cristianos del primer siglo esperaban
que Jesús regresara durante su vida . Cuando algunos murieron antes de que Él
regresara a la tierra, ellos se preocuparon y confundieron. Para alentarlos,
Pablo apela a su fe en la resurrección de Jesús y la promesa de una
resurrección de los fieles cuando Él regrese.
Notemos que este pasaje no incluye ninguna advertencia
acerca de o aun una referencia a la Gran Tribulación al final del siglo. Pablo
no estaba advirtiéndoles acerca de tener presente sus responsabilidades
cristianas para que ellos pudieran estar entre los que serían “arrebatados
juntos” para “recibir al Señor en el aire” para escapar de tiempos difíciles.
De hecho, si los fieles están muertos y en sus tumbas, ¿por qué necesitarían
ser arrebatados para escapar de la Tribulación? Al leer el contexto completo
vemos que Pablo les recordó de la promesa de la resurrección de los fieles
cuando Jesús regrese.
Evidentemente, él está escribiendo acerca de una resurrección,
no de un rapto.
No un evento secreto
Otro elemento clave de la teoría del rapto es que se supone
que éste será secreto. Sin ninguna advertencia, los creyentes fieles
desaparecerán repentinamente.
Pero notemos de nuevo en 1 Tesalonicenses 4:16-17: “Porque
el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego
nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así
estaremos siempre con el Señor”.
Con trompetas y ángeles declarando el regreso de Cristo,
esto difícilmente puede ser la descripción de algo hecho en secreto.
En Mateo 24:30 Jesús dice que a su regreso la gente de toda
la tierra verá al Hijo del Hombre viniendo en las nubes del cielo. En
Apocalipsis 11:15 leemos que la séptima trompeta sonará y grandes voces en el
cielo proclamarán que Jesús reinará sobre las naciones del mundo por los siglos
de los siglos.
Estos pasajes describen el mismo evento: la llegada de
Jesucristo—dramática, poderosa y muy visible—cuando Él regrese para tomar el
control de y reinar sobre todas las naciones. No hay ningún pasaje que apoye la
enseñanza de que Él se acercará a la tierra sin regresar realmente, para
secretamente arrebatar a los creyentes al cielo y luego regresar otra vez
después de la Tribulación.
Recibir al Señor en el aire
¿Significa la frase en 1 Tesalonicenses 4:17 que iremos al
cielo y estaremos siempre con el Señor? Notemos que ellos lo recibirán en “las
nubes”—es decir, en la atmosfera de la tierra, no en el cielo donde Dios
reside.
Cuando Jesús regrese,
Él vendrá a la tierra y reinará sobre la tierra (Hechos 1:9-11; Apocalipsis
11:15; Zacarías 14:1-4). Los que “reciban al Señor en el aire” no permanecerán
en el aire con Jesús, sino bajarán a la tierra con Él. La frase “y así
estaremos siempre con el Señor” no significa que ellos irán al cielo con Él,
sino que describe cómo es que los santos resucitados llegarán a estar con Él.
La palabra traducida “recibir” es una palabra griega que
significa saludar y escoltar a un visitante de la realeza o un representante
gubernamental (Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament
Words [Vine: Diccionario expositorio completo de palabras del Antiguo y del
Nuevo Testamento]). En otras palabras, cuando Jesús regrese, los creyentes
fieles que habían muerto serán resucitados y los que todavía esté con vida
serán cambiados a espíritu. Ellos se levantarán juntos en las nubes para
saludar a Jesús cuando Él regrese y lo escoltarán a la tierra donde Él empezará
a reinar.
¿Serán dejados algunos?
El pasaje en Mateo 24:40-41 es citado algunas veces como una
descripción del rapto: “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y
el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será
tomada, y la otra será dejada”.
Una vez más, nosotros entendemos mejor cuando consideramos
estos versículos en su contexto. Empezando en el versículo 36, Jesús advierte
que ya que no sabremos cuándo regresará Él, debemos estar listos en todo
momento. Él nos insta a no hacer caso omiso, como la gente antes del diluvio.
En lugar de eso, nosotros podemos estar preparados espiritualmente para el
regreso de Jesús. Aunque, nos advierte, habrá algunos que estarán preparados y
otros no lo estarán.
En el versículo 42 Jesús dice: “Velad, pues, porque no
sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor”. Y en el versículo 44 Él concluye
el pensamiento: “Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo
del Hombre vendrá a la hora que no pensáis”. Los versículos 40-41 muestran el
contraste entre los que prestarán atención a la advertencia de Jesús y los que
no prestarán atención. Aquí no se dice nada acerca de ser arrebatado en un
rapto.
Notemos también que el “ser tomado” no necesariamente es una
cosa buena. Hablando de aquellos que no estuvieron preparados en el tiempo de
Noé, el versículo 39 dice que el diluvio “se los llevo a todos”. Y hablando del
tiempo del fin en los versículos 40 y 41, Jesús dijo que uno será “tomado” y el
otro dejado. ¿Podría indicar esto que los que serán “tomados” son los que serán
llevados por los acontecimientos de la Tribulación al final del siglo y los que
serán “dejados” son una referencia a quienes estarán preparados
espiritualmente?
Advertencias de tiempos difíciles, pero no la promesa de
un rapto
Hay muchas advertencias proféticas acerca del fin de este
siglo. El apóstol Pedro dijo que el conocer los tiempos que están por delante
debe motivarnos a andar “en santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3:11).
Jesús describió tiempos venideros de estrés y dificultad sin paralelo (Mateo
24:21-22). Él advirtió que ya que no conocemos el momento de su regreso,
debemos prestar atención, vigilar y orar.
Jesús también advirtió que debemos estar en guardia para que
no seamos sorprendidos inesperadamente conforme esos eventos se acercan y que
los que estén vigilantes y centrados podrán escapar los tiempos venideros
(Lucas 21:34-36). Y Apocalipsis 12:13-14 describe en lenguaje simbólico
que la
Iglesia será protegida de Satanás durante el tiempo de la Gran
Tribulación. Pero ellos no son tomados en un rapto, y no van al cielo para ser
protegidos.
En todas las profecías del fin del siglo y del regreso de
Jesucristo, no hay ninguna indicación o aun una pista de que Él se acercará a
la tierra para llevarse secretamente a los creyentes, dejando al resto para que
sufran la angustia de la Gran Tribulación. Su regreso será visible, y sus
seguidores estarán con Él cuando Él descienda al Monte de los Olivos para
empezar su reino de mil años sobre la tierra (Zacarías 14:4-5; Lucas 21:27;
Apocalipsis 5:10; 20:4).
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