Un equipo de científicos retornó recientemente del Gran Agujero Azul, en la costa de Belice. La misión, de la que fue parte el magnate Richard Branson, promete sorprender al mundo de la ciencia con sus hallazgos.
El Gran Agujero Azul es el sumidero más grande y profundo del mundo, con 300 metros de diámetro y unos 125 de profundidad. Este lugar se encuentra cerca del arrecife Lighthouse, un atolón a unos 100 kilómetros de la costa de Belice.
Fabien Cousteau, nieto del legendario explorador francés Jacques Cousteau, fue también parte del equipo. Su abuelo fue uno de los primeros en poner al gran sumidero en el mapa.
El grupo de investigadores, exploradores y científicos llegó al lugar el pasado 28 de diciembre con el fin de descubrir los grandes misterios del Gran Agujero Azul. Usando dos submarinos, capturaron imágenes y lograron elaborar un mapa tridimensional de su interior, informó CNN.
Erika Bergman, oceanógrafa y jefa de operaciones, quien fue parte de la expedición, dijo que uno de los hallazgos más importantes fue encontrar estalactitas, un tipo de formaciones minerales en forma de carámbanos.
"Eso fue bastante emocionante, porque no se ha mapeado allí antes, no se ha descubierto allí nada hasta ahora", dice Bergman.
Bergman confiesa que la experiencia de estar sumergidos en la oscuridad fue alucinante.
"Una de las cosas extrañas del agujero es la capa de sulfuro de hidrógeno", dice Bergman en entrevista con CNN.
Mientras más se sumergen en el agujero, la luz se corta y los buzos quedan en la oscuridad.
"Se pierde toda la luz solar y se vuelve todo negro, y allí es totalmente anóxico, sin absolutamente ninguna vida", explica Bergman.
Sin embargo, gracias al sonar de alta resolución, la expedición pudo ver las curiosas y asombrosas características del agujero.
"Puedes estar a 20 o 30 metros de distancia de una estalactita o un trozo de la pared y verla con todos los detalles perfectos, mejor de lo que la vista podría proporcionar", dice la investigadora.
Algunas cosas que encontraron en el agujero no se pudieron identificar. Como unas huellas en el fondo, las cuales dice Bergman están "abiertas a la interpretación".
La expedición celebró además que el agujero estuviese casi libre de basura. El impacto humano es mínimo.
"Básicamente había dos o tres pequeñas piezas de plástico, y aparte de eso, fue muy, muy claro", dice Bergman.
"Es bueno que haya espacios en nuestro planeta, y la mayoría de ellos en los océanos, que son exactamente como eran hace miles de años y seguirán siendo exactamente como son miles de años en el futuro", añade.
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