Catherine y Virginia son dos solteras
británicas que se definen como muy
conservadoras y que viven juntas desde hace más de 30 años. Ambas
son propietarias de una casa en
Clapham, al sur de Londres, y
madres de
Olivia. La legislación, sin embargo, no reconoce la fuerza de su vínculo
ni les permite acceder a los beneficios fiscales por conformar una familia.
¿Por qué? Porque no son una pareja gay. Son hermanas. "
Somos una familia alternativa, pero la ley no está
de acuerdo", proclama Catherine en el diario británico The Guardian.
Las hermanas Utley son una de las parejas estables de
hermanos en Reino Unido que quieren que se les permita registrar su relación
como una unión civil, una figura que se creó en 2004 para extender los derechos
de los casados a las parejas del mismo sexo y que excluye a los parientes
porque se trataba de hacerlas lo más
similar posible al matrimonio. "No hay un argumento real en
contra",
asegura Catherine, de 59 años, a la BBC. "La gente no
lo está entendiendo en absoluto", subraya, para añadir que nunca ha
querido vivir con otra persona que no fuera su hermana.
"Mi madre y mi tía me criaron
¿Por qué nuestra familia tiene que tener menos derechos?", se pregunta la
hija de Catherine, Olivia, en apoyo de las reivindicaciones de
sus madres en un artículo publicado en The Times. Según
Catherine, hay un "vínculo especial" entre los hermanos que viven
juntos de adultos. "Ella es como mi otra mitad, es mi mejor amiga. La
conozco desde que nací. Algunas personas no se llevan bien con sus hermanos,
pero si lo haces, puede ser una relación muy fuerte", asegura.
Catherine y Ginda, como así llaman a Virginia y
que tiene 63 años, compraron su primer apartamento juntas en 1985, cuando la
primera se quedó embarazada "sin planearlo" de un hombre con el que
nunca hubiera podido convivir. Ginda se fue a vivir con ella para que la
niña "pudiera crecer en un hogar estable y lleno de amor".
"La reacción inmediata de Ginda
fue 'no te abandonaré", recuerda la hermana menor.
La hija, Olivia, a
la que apelan Livvy, tiene 24 años, es periodista y dice sentirse
"como si tuviera dos madres". "Llamar a Ginda mi tía no hace
justicia al papel que ha desempeñado en mi vida. No considero que una sea
más madre que la otra. Simplemente era un hogar muy feliz y estable. La gente
pensaba que tenía dos madres y eso era todo", explica la joven también a
la BBC.
¿Por qué quieren poder registrarse
como unión civil? Para disfrutar de los mismos derechos de herencia que otras
parejas que han formalizado su relación. Como hermanas, no pueden transferirse propiedades o capital entre sí, como
lo pueden hacer las parejas casadas o homosexuales en uniones civiles. "Cuando
mi hermana o yo muramos, una de nosotras tendrá que vender la casa para poder
poder pagar el impuesto de sucesiones", se lamenta Catherine. Una
casa como la suya grava a una tasa del 40% cuando se transmite a otra
persona.
El Gobierno británico anunció esta semana que la opción de
la unión civil se extenderá a las parejas de distinto sexo, por lo que Catherine
pide que llegue también a los hermanos. Cuando
la idea fue sugerida en Twitter el pasado martes por
un diputado, el conservador sir Edward Leigh, le llovieron las críticas y lo
tacharon de ridículo y de apoyar el incesto. "Las asociaciones civiles de
sexo mixto se legalizarán, ¿por qué no para los hermanos también?,
tuiteó Leigh.
Otro político conservador, Alistair
Cooke, presentó en julio una propuesta para abrir las uniones civiles a los
hermanos. "El tema central es: ¿por qué todas estas personas que el
Gobierno asume que están en una relación sexual, ya sea heterosexual o gay,
deben gozar de reconocimiento legal y solo se les niega a quienes viven juntos
en relaciones comprometidas, seguras y platónicas?", preguntó Cooke en
la presentación de su propuesta, que aún debe pasar por un comité de la Cámara
de los Lores. El proyecto de ley de Cooke exige que ambos hermanos
tengan más de 30 años y que hayan convivido de forma continua durante al menos
12.
La pareja de hermanas lo tiene muy claro. Para Catherine, es
una "injusticia flagrante" que no se permitan las uniones civiles
para parientes de sangre. "Excluir a los hermanos es pura discriminación.
Podría tener una unión civil con mi vecino de al lado, pero no puedo tenerla con
la persona con la que he compartido mi hogar y mi vida", critica.
En un artículo en The Daily Mail, Catherine recuerda
que la ley de uniones civiles no dice que las
parejas civiles tengan que tener una relación
sexual. "Las parejas homosexuales ahora pueden elegir entre la
unión civil o el matrimonio, las parejas heterosexuales tienen el matrimonio y,
sin embargo, las parejas que viven juntas pero están relacionadas por la sangre
no tienen acceso a ninguna protección en absoluto", denuncia.
"Si el Gobierno cree que el amor platónico es de
alguna manera inferior al amor sexual fuera del matrimonio y debe ser
castigado, entonces debe explicar por qué. Y si no puede, debe actuar ahora
para encontrar una manera de abordar la injusticia", sentencia Catherine,
que ha desarrollado su carrera en el Servicio Mundial de la BBC. Ginda,
por su parte, es secretaria. El padre de ambas fue el periodista Peter Utley,
autor de los discursos de Margaret Thatcher. Físicamente, las hermanas se
parecen tanto que a veces se las toma como gemelas.
En 2008,
otras dos hermanas, Joyce y Sybil Burden, de 90 y 82 años,
emprendieron una campaña similar a la de las Utley que terminó en
fracaso cuando el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló en
contra. Pero, sostienen las Utley, desde entonces el concepto de familia
ha cambiado mucho. "En un momento en que la definición de lo que es
una familia se está ampliando, nos sentimos agraviados de que nuestra unidad
familiar no sea reconocida", defiende Catherine. En el epicentro
del problema, dice Catherine, está la cuestión de qué constituye una familia.
"Somos una familia", reitera sin ningún género de duda.
Fuente: El pais
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