Puede que los hombres no estén tan equivocados al pensar con su otra cabeza. En efecto, se ha descubierto que una vida sexual activa, además de reducir el estrés y quemar calorías, puede estimular la producción de nuevas neuronas. En realidad, el mayor y más potente órgano sexual del ser humano no es el que se encuentra entre las piernas, pero sí el que está dentro del cráneo, según John Money, neuroendocrinólogo de la Universidad John Hopkins de Baltimore, Estados Unidos
El placer y bienestar sexual dependen más del cerebro que de los genitales, pues este juega un papel esencial en la producción de neurotransmisores y hormonas que regulan la vida sexual. Es a través del olfato, el oído, la vista, el gusto y el tacto que se recibe la información química que será procesada por el cerebro, responsable de causar las reacciones que inducen o inhiben la excitación y el orgasmo. De no ser por la producción de feniletilamina, nos sería indiferente el origen o la persona que nos produce placer.
Por ejemplo, en el caso masculino, los científicos han descartado el tamaño de los genitales como variable relevante para el sexo, ya que no servirá de nada estar superdotado si el cerebro no envía las órdenes necesarias para una buena erección y mantenimiento de la misma. Es la mente quien envía a los órganos sexuales los estímulos hormonales y las señales químicas y eléctricas necesarias para la respuesta sexual.
Basada en la estrecha relación que existe entre el cerebro y los genitales, una investigación en Corea del Sur ha descubierto a través de experimentos hechos con ratas y ratones (con los que compartimos ciertos aspectos neuroquímicos en el coito) que la actividad sexual mejora el rendimiento mental y aumenta la producción de nuevas neuronas en el hipocampo, lugar donde son formados los recuerdos a largo plazo. Por otro lado, científicos de la Universidad de Maryland, cerca de Washington D. C. (Estados Unidos), comprobaron que la actividad sexual constante estimula la función cognitiva y por lo tanto, el neurogénesis, respuesta que deriva de la cantidad de transformaciones internas que suceden durante el coito. Asimismo, la Universidad de Konkuk en Seúl concluyó que la actividad sexual es capaz de contrarrestar la pérdida de memoria causada por el estrés crónico.
Efectivamente, según el departamento de Biología de la Facultad de Química de la UNAM, el sexo es uno de los procesos biológicos más complejos al presentarse una infinidad de cambios en el cuerpo: el aumento de producción de neurotransmisores, los niveles de estradiol y progesterona en las mujeres, los niveles de la testosterona en los hombres, las emociones, la alteración respiratoria, los cambios producidos en el sistema reproductivo de ambos sexos, al igual que en ciertas regiones del cerebro, entre muchos otros cambios corporales.
Sin embargo, la investigación coreana constató que después de un tiempo de espera prolongado, las mejoras en la función cognitiva se estancan, independientemente de la presencia de nuevas neuronas. Entonces surge el debate sobre si la pornografía o la masturbación pueden ser perjudiciales. La Universidad de Texas sostuvo que la pornografía en exceso puede causar problemas anatómicos y patológicos a nivel cerebral, argumento que fue posteriormente refutado por la Universidad de California. Independientemente que la pornografía pueda convertirse en una adicción negativa para el cerebro, se ha probado que un vistazo a las imágenes porno pueden afectar la memoria a corto plazo y la capacidad de prestar atención a más de un estímulo.
En cualquier caso, diferentes neurobiólogos y neuroendocrinólogos del mundo consideran la actividad sexual y el placer conseguido altamente benéficos para mantener no sólo la salud física, sino un adecuado equilibrio mental. 
No hay comentarios.:
Publicar un comentario