miércoles, 31 de diciembre de 2014

La energía que compartimos en el sexo la que se queda y la que dejamos

Creemos vivir en un mundo físico. Es decir, en lo que conocemos como realidad, lo que nuestro cerebro nos dice que está ahí, que es tangible, que tiene un sabor, un olor, una forma sólida. Sin embargo, este es apenas, digamos, un nivel de nuestra existencia; un ámbito no abstracto. Nuestro cuerpo también está presente en otros ‘mundos’, más importantes y profundos. Todos estamos ahí, no importa si lo creemos o no: el ámbito o nivel cuántico. Donde todos y todo somos información y energía que no pueden ser percibidas por nuestros sentidos.

El concepto es un poco complicado de entender. Pensamos ¿cómo demonios yo mismo, la mesa, la computadora no son más que ondas invisibles de energía e información que yo concibo como sólidos? El factor es que tales ondas viajan a la velocidad de la luz, por lo que no podemos percibirlas; vibran a diferentes frecuencias. Todo, todito forma parte de un caldo de energía.

Si tuviéramos ‘ojos cuánticos’ no veríamos más que luz, la energía de lo que todo está hecho (algo así como lo que podía ver Neo en The Matrix). Cuando tocamos algo o a alguien, sentimos su solidez, como si hubiera un límite establecido entre esa cosa y nosotros, pero no es así en la física cuántica. Asumamos: todo está compuesto por átomos y si recuerdan sus clases de la secundaria saben que está formado por un núcleo y una nube de electrones, que no es rígida, ni una concha protectora, es una nube. Imaginen que es como un balón en medio de un  Estadio, donde el balón es el núcleo y todo el espacio del estadio es la nube de electrones.

Ahora piensen, ¿hay solidez cuando chocan las nubes? No, cuando se tocan, se funden. Pues lo mismo pasa con nosotros cuando tocamos algo o a alguien; tras el contacto, hemos dejado algo de nosotros en esa cosa o persona y se ha quedado en nosotros algo de ellas. Por lo que todos estamos conectados. La mente, las ideas, los animales, las cosas, nuestros cuerpos son campos de energía.


Ahora sí. Entendido el concepto, imaginemos lo que se lleva a cabo en nosotros cuando tenemos una relación sexual ¿tienen idea de la cantidad de intercambio de energía que se da? ¿Con cuánta información de esa persona nos estamos quedando en nuestro campo?, esa otra persona está dentro de nuestro cuerpo o estás dentro de ella (li-te-ral) tal como tus sentidos lo perciben; ahora mide ‘cuánticamente’ a qué nivel de contacto está la luz de la que están hechos. Es como dejar un pedazo de ti en ese otro ser y quedarte con algo infinitamente suyo y que ahora ya es parte de ti. Es algo que nos hace pensar que debemos tener más conciente con quienes nos acostamos y las razones para hacerlo ¿no?

Fuente: elsyreyes.com

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