Seguro que conocen algún caso, aunque sea de oídas. Una mujer en mitad de la década de los cuarenta, con hijos casi adolescentes, que descubre que se ha quedado otra vez embarazada
cuando ya no entraba en sus planes. Probablemente, no tomaba ninguna
precaución en las relaciones sexuales con su pareja pensando en que un
embarazo a esas alturas era algo impensable. «Es muy infrecuente, pero mientras haya ovulaciones puede ocurrir», asegura a ABC la doctora Gloria Gálvez, ginecóloga y responsable de la Unidad de Embarazo de Alto Riesgo de HM Hospitales.
La dificultad para concebir tiene
que ver con la reserva ovárica femenina, ya que, a esa edad, los óvulos
han disminuido considerablemente en cantidad y calidad.
Si a los 20 años de edad, las
probabilidades de conseguir un embarazo son de un 25% cada mes, a los 45
años se reducen a menos del 1%. Y si pasa, el riesgo de aborto espontáneo es mayor. «Hasta los 35 años el riesgo es de alrededor del 10%. A los 45 años, es de más del 50%», advierte la doctora Gálvez.
Son embarazos de alto riesgo, por lo que necesitan un seguimiento ginecológico más exhaustivo. Las madres tienen más posibilidades de sufrir diabetes o hipertensión gestacional, lo que puede derivar en un parto prematuro. Además, al tratarse de un óvulo envejecido aumenta el riesgo de alteraciones cromosómicas en el bebé (síndrome de down, por ejemplo).
Por eso, en las clínicas de
reproducción asistida, suelen recomendar a las mujeres mayores de 44
años que quieren tener un hijo utilizar óvulos de donantes jóvenes.
«Las probabilidades de embarazo con donación de ovocitos son del 50-60%
y las tasas de anomalías cromosómicas son bajas, es mucho más seguro»,
explica a ABC la doctora Victoria Verdú, coordinadora de ginecología de
Ginefiv. Además, previamente se hace una revisión ginecológica y del
estado de salud general de la madre para comprobar si podrá llevar un
embarazo adelante. «No todas las mujeres pueden gestar con 45 o 48 años. A veces puede ser muy arriesgado para su salud», advierte la especialista.
La fertilidad femenina tiene su pico máximo a los 20 años. A partir de los 35, las posibilidades se reducen casi a la mitad y alcanzada la cuarentena bajan a un 7%. Aunque esto puede variar según las mujeres. «No todo el mundo tiene un envejecimento ovárico igual»,
señala la doctora Verdú, que pone como ejemplo a mujeres que, a pesar
de haber fumado toda la vida (los tóxicos del tabaco afectan a la
cantidad y calidad de los óvulos), tienen una reserva ovárica tan alta
que no presentan problemas para concebir.
La experta aconseja no esperar más
allá de los 34 años para quedarse embarazada del primer hijo y llevar un
estilo de vida saludable para evitar problemas de fertilidad.
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