viernes, 12 de septiembre de 2014

Embarazo sin penetración, ¿es posible?

Muchas parejas, sobre todo jóvenes, temen que ocurra embarazo no deseado cuando practican juegos sexuales sin penetración ni protección anticonceptiva. No obstante, la controversia sobre si esto es posible o no, se resuelve con información adecuada.

Basta echar un vistazo en páginas de consulta y foros en Internet para descubrir que el tema del embarazo sin penetración ni eyaculación ha generado dolores de cabeza y noches de desvelo a más de uno. “Mi enamorada y yo hemos tenido relaciones sin ningún tipo de penetración, aunque hubo fricción de nuestros genitales. Me queda entonces la duda: ¿es posible que ella esté encinta?”, se lee en un mensaje, mientras que en otro se expresa con angustia: “tuve roces sexuales con mi novio; los dos estábamos vestidos y quiero saber si pudo pasar su semen o líquido lubricante a través de la ropa”.
A estos casos se suman los de aquellos hombres que estimulan a su pareja y creen que pudieron tener un poco de semen o líquido preseminal (producido por las glándulas de la uretra para lubricarla y crear condiciones necesarias para que los espermatozoides puedan ser expulsados) en sus dedos, o el de mujeres que masturban al varón y temen que parte de la eyaculación haya llegado cerca de su vagina.
Sirvan estas referencias para decir que no puede haber embarazo en tales circunstancias, simplemente porque los espermatozoides necesitan hábitat adecuado para sobrevivir, por ello el semen que se conserva en clínicas de fertilidad requiere cuidados especiales.
Además, otro factor importante para que se lleve a cabo la fecundación es la cantidad de espermatozoides, pues se requieren un mínimo de 20 millones por mililitro de semen. En el líquido preseminal existe una cantidad mínima de estas células, lo que disminuye notablemente la posibilidad de embarazo.
Es verdad que se ha acuñado el término “impregnación” para referirse a aquellos casos donde el semen es depositado en el aparato genital externo de la mujer y, debido a un incremento notable de humedad (lo que sólo ocurre en el período fértil), cuenta con las condiciones para que los espermatozoides puedan viajar por el canal vaginal.
Sin embargo, este concepto no tiene validez ni significado científico, según explica el obstetra y ginecólogo Ramiro Molina, del Centro de Medicina Reproductiva y Desarrollo Integral del Adolescente (Cemera) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. “No está descrito ni probado que la mujer quede embarazada por impregnación; al menos tiene que haber existido juego sexual donde el pene haya estado en contacto con el aparato genital externo femenino y que se efectúe la eyaculación en esa zona”, asegura el médico.

¿Un embarazo sin penetración es posible?

La respuesta de la Dra. María Trinidad Solórzano Nambo, prestigiada ginecobstetra egresada de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, es categórica: no puede haber embarazo sin penetración, pues los espermatozoides son incapaces de sobrevivir más de 5 minutos fuera de hábitat provisto de humedad, ya que se deshidratan en forma extremadamente rápida.
“Hay personas que juran y perjuran que no hubo contacto sexual y, sin embargo, se embarazaron”, dice la experta. “Más bien, en estos casos tendríamos que averiguar lo que se entiende por penetración, toda vez que algunas mujeres creen que si el pene no entra en su totalidad a la cavidad vaginal, entonces no hubo tal y, por tanto, se evita la concepción. En realidad, basta que ‘la cabeza’ o glande del órgano genital masculino se introduzca en la vagina y arroje el esperma para que haya embarazo”.
La Dra. Solórzano Nambo, miembro del Colegio Mexicano de Ginecobstetras, indica que además de que los espermatozoides no pueden sobrevivir mucho tiempo en hábitat poco propicio, se debe considerar que si no hay mecanismo que les permita ascender hacia las trompas de Falopio, como el moco vaginal, difícilmente podría haber embarazo.
Al parecer, explica, todas las dudas sobre el embarazo sin penetración ni eyaculación se originan por falta de información básica relacionada con el proceso de fecundación, algo que los jóvenes deberían conocer a detalle.
“Este problema también se refleja cuando una pareja joven, saludable y en la etapa más fértil del periodo menstrual de la mujer, se aventura a tener relaciones sexuales sin método anticonceptivo alguno. Sucede que el varón confía en el control de sus reflejos y está seguro de no haber eyaculado dentro de su pareja, pero resulta que muchas veces existe cierta expulsión de semen que es imperceptible”. Como es de esperarse, en dichas circunstancias la probabilidad de fecundación es altísima.

No conocemos nuestro cuerpo

Gran porcentaje de la población femenina desconoce aspectos básicos de la anatomía de sus genitales, al grado de no saber diferenciar entre sus labios mayores y menores, el aspecto o ubicación de su clítoris, y mucho menos la longitud de la vagina, señala la Dra. Solórzano Nambo. “Hay muchas mujeres que sienten vergüenza al colocarse un óvulo o reconocer que se masturban. Hay mucho pudor y enorme dificultad para hablar abiertamente de su sexualidad, lo que se genera por factores religiosos y falta de información al interior de la familia”.
La experiencia de la ginecobstetra, integrante de las asociaciones de médicos de los Hospitales México, Durango y Español, asegura que la mayoría de sus pacientes empiezan a tener vida sexual activa a los 18 años en promedio, aunque lo más recomendable sería que lo hicieran a partir de los 23 años, debido a que a esta edad se alcanza la madurez biológica del aparato reproductor femenino.
Toda mujer debe acudir a su primera consulta con el ginecólogo 1 año después de haber iniciado su vida sexual, o bien, a los 6 meses, si es que tiene múltiples parejas sexuales, sugiere la entrevistada. Es igualmente válido, añade, buscar la ayuda de dicho especialista para elegir método anticonceptivo que evite embarazo no deseado, así como para conocer las infecciones de transmisión sexual que existen, algunas tan graves que son capaces de afectar la capacidad reproductiva femenina.
“El embarazo sin penetración ocupa uno de los primeros lugares dentro de los mitos sexuales entre los jóvenes”, reitera la ginecobstetra a modo de conclusión, y aventura una hipótesis: “Quizás esta idea empieza a configurarse cuando la mamá le dice a su hija que no permita que la toquen ni que tenga frotamiento de algún tipo con los niños, es decir, la asusta sin decirle aquello que puede o no suceder”.
Así pues, lo más importante es que los padres eduquen a sus hijos respecto a la anatomía de sus genitales, cómo son las relaciones íntimas y los juegos sexuales, haciendo énfasis en el concepto de penetración o coito y su relación con el embarazo, sin olvidar una explicación sobre la función de los métodos anticonceptivos disponibles.
En caso de desconocer estos tópicos, se puede acudir al profesional de salud o talleres especiales que brindan algunas instituciones para recibir apoyo e información y evitar asíembarazos no deseados.
Fuente: saludymedicinas.com.

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