Si el enamoramiento sobreviene como si fuera un tsunami, el
amor de la pareja estable responde a un "hacer" en el día a día. Se
trata más bien de cultivar la amistad de la pareja a la vez que se potencia
la afectividad y la sexualidad como partes de un todo, según explica Manuel Fernández
Antón, psicólogo y sexólogo. Así, dejar de lado alguno de estos pilares
(amistad, afectividad, construir el día a día y sexualidad) puede ser signo de
desamor, según cree el experto, quien incide en el hecho de que la relación
tiene una gran parte de "trabajo" o al menos de atención que lleve a
"no descuidar al otro". Signos de este descuido serían abandonar el
vínculo, dejar que los espacios de cada uno anulen por completo el tiempo de la
pareja y falta de interés en generar un día a día agradable.
Esa falta de interés en el otro y en la pareja es un
aspecto que también cita Mila
Cahúe, psicóloga y autora del libro 'Amor del bueno' y 'El cerebro feliz',
quien destaca que cuando no existe ni voluntad ni ilusión de hacer feliz al
otro o se le reprocha cada cosa que hace es el momento de analizar si es la
relación anodina o los que somos anodinos somos nosotros. Para la psicóloga es
también relevante ese "hacer" al que se refería Manuel Fernández:
"Está demostrado que las parejas que tienen pequeños gestos positivos
cotidianos son más felices y tienen mejor pronóstico de duración en el
tiempo".
Es cierto que con el tiempo cambian los sentimientos, se
manejan de diferente las situaciones y aparecen las dificultades en la pareja.
Es entonces cuando, según apunta la psicóloga y sexóloga Elena Jorquera, miembro de Saluspot cobran
relevancia los acuerdos, las negociaciones y la necesidad de aclarar lo que quiere
cada uno para buscar el punto de equilibrio atendiendo a las señales que ayudan
a darnos cuenta de lo que no funciona en la relación para intentar resolverlo.
Para Jorquera, algunas de estas señales tienen que ver con una mala
comunicación, escasa sexualidad, caer en la rutina y ser incapaz de proyectar
nuevas metas juntos, no respetar la individualidad del otro, ser infiel y tener
una falta de compromiso.
ROBERT STERNBERG, psicólogo estadounidense, autor de
la 'teoría triangular del amor': "La intimidad, la pasión y el
compromiso son los pilares del amor completo"
Citando al psicólogo Robert Sternberg (autor de la
"teoría triangular del amor"), la experta hace referencia a los tres
componentes que deben estar en equilibrio en una relación para que ésta sea
duradera, que son la intimidad, la pasión y el compromiso. El "amor
completo" es, según Sternberg, el que tiene más posibilidades de
continuidad, pues en él están presentes esos tres componentes.
Bloqueos en la relación
Algunas
parejas permanecen juntas aunque internamente estén atravesando una ruptura
silenciosa. Esto sucede, como revela la psicóloga y
sexóloga Marían Frías, cuando algunos temas importantes y significativos
dentro de la relación generan conflicto de manera habitual y, tras discusiones
recurrentes, llegan a un punto puerto donde no se avanza y no se resuelve. Se
instala entonces una especia de vacío o resignación que distancia a la pareja.
Sería el momento, según explica la experta, de buscar ayuda externa si existe
voluntad por ambas partes de resolverlo:
"A veces una tercera persona abre la mirada de la pareja que
está cerrada en una dinámica disfuncional. Expresarnos sin miedo, sin culpa, en
un ambiente seguro donde se respira una intención de resolver las cosas,
resultará de gran ayuda".
Afortunadamente, como opina también Mila Cahúe, si tenemos
la actitud apropiada, estaremos dispuestos a introducir los cambios que hagan
falta, a analizar juntos en qué dirección mirar y a no perder la capacidad de
descubrirnos, sorprendernos y sorprender a la pareja.
Las conversaciones pendientes
Cuando vemos al otro desde una posición en la que no es
posible ninguna acción, pues insistimos en que el problema es el otro y que si
algo tiene que cambiar ha de ser la otra parte la que tenga que dar pasos, la
relación camina hacia una posición en la que solo cabe la espera, según explica
Patxi Rocha del Cura, coach formador en la Escuela Europea de
Coaching y psicólogo, quien apunta en este sentido que esta espera es,
muchas veces, la antesala de la resignación. "No es mi problema",
"no hay quien planee nada contigo", "no se puede hacer
nada"... figuran en las conversaciones circulares de la pareja, que
remiten al pasado y que buscan justificar el propio comportamiento: mi porqué y
por qué el culpable es el otro.
a falta de transparencia es para Patxi Rocha una
señal inequívoca de que algo está fallando en la relación. "Apostar por
una persona consiste en hacer público para el otro aspectos de mí que no
muestro a todo el mundo. La pareja permite abrir la puerta a una parte de mi
intimidad que no enseño a los demás, de modo que se produzca un vuelco desde un
espacio íntimo y personal a otro espacio bipersonal y privado", explica.
De ahí que para el experto la clave del amor resida en ese compartir, citando a
Maturana: "El amor es acepetar al otro como legítimo otro". Y
cuando sentimos eso, explica Rocha, podemos abrir el cofre de nuestra intimidad
sin temor al juicio.
PATXI ROCHA DEL CURA, Escuela Europea de Coaching: "Las
relaciones se deterioran, no por lo que nos decimos sino por lo que no nos
decimos"
Por eso, las cosas que no compartimos y que afectan a la
relación suelen ser a menudo el cultivo de lo que se denominan
"conversaciones pendientes" que son, según el experto, el auténtico
lastre de cualquier relación, esa bola de preso que permite seguir andando pero
que cada vez va a pesar más.
Para terminar, una reflexión más que ilustrativa de Patxi
Rocha del Cura: "Creemos que el tiempo lo cura todo, que no pasa nada, que
la convivencia desgasta, que hay que ceder, que es mejor callar ciertas cosas,
que no hace falta decirlo todo…. Nos adherimos a esta colección de explicaciones
o subterfugios que no hacen sino ramificarse como las yedras en las paredes de
una casa hasta que hunden sus raíces en la fachada y amenazan la solidez de un
edificio. Las conversaciones pendientes van ocupando espacio en una relación
para al final situar en un embudo o en un cauce demasiado estrecho los temas de
nuestras conversaciones. Las relaciones se deterioran o se rompen, no por lo
que nos decimos sino por lo que no nos decimos".
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