Fuente: El Caribe
MEXICO (AP) — Camila celebró su primer cumpleaños con un vestido a rayas azules y blancas con aplicaciones en tul en medio de una sala decorada con globos rosa, lila, blanco y letreros e imágenes de Hello Kitty.
Cuando el pastel llegó, soltó un ladrido ante la parpadeante llama de la vela del pastel en forma de hueso, lo que provocó una reacción similar entre los chihuahuas, bulldogs franceses y pomeranios que la acompañaban.
"Es la primera fiesta, nunca había tenido una perrita, siempre había tenido perros. Por eso quise hacerlo más especial con ella.", dijo Valery Palma, abogada de 35 años. "No es un simple perro, se vuelve una responsabilidad de 12 o 15 años: inversión, tiempo, cariño y dinero", agregó.
Durante los últimos 10 años, tener una vida de perros ha dejado de ser negativo y las imágenes de canes atados en las azoteas con sólo un balde con agua han sido sustituidas por mascotas que llegan a recibir el trato de una celebridad.
El incremento de la clase media y media alta ha creado un nuevo mercado de productos y servicios dirigidos a los perros que incluyen boutiques de ropa y accesorios, hoteles, spas, restaurantes con menús y hasta postres pensados en los canes.
El cambio resulta sorpresivo en el país que en 2000 dio al mundo "Amores Perros", la cinta de Alejandro González Iñárritu que usaba las peleas de canes clandestinas y otros maltratos a los animales como metáfora de la falta de humanidad en la sociedad mexicana contemporánea.
Pero mientras hay mascotas caninas que se han convertido en los reyes y reinas de los hogares, millones de perros aún rondan las calles buscando alimento en la basura o están encerrados en los departamentos de propietarios que no saben cómo cuidarlos o que simplemente los ven como alarmas antirrobo vivientes.
Se estima que en México hay unos 20 millones de perros. Al menos un millón sufre alguna forma de maltrato, según organizaciones defensoras de los derechos animales.
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México calcula que anualmente unos 18.000 perros se pierden o son abandonados en las calles y sólo 1 de cada 10 que llegan a los centros de acogida son reclamados por sus propietarios.
El problema llamó la atención a nivel internacional en 2013 cuando autoridades dijeron que cinco personas fueron asesinadas por una jauría de perros salvajes en el parque del Cerro de la Estrella, en Iztapalapa un barrio pobre de la Ciudad de México. Como resultado, las autoridades atraparon unos 50 canes que llevaron a perreras e inmediatamente activistas de los derechos de los animales protestaron y presionaron a las autoridades para que los animales fueran ofrecidos en adopción.
Pero al mismo tiempo, hay canes que se han convertido en el centro de la vida de una pequeña y creciente parte de la población mexicana que gasta cantidades inimaginables en sus mascotas.
La clase media se elevó de 35.2 millones de personas 2000 a 39.1 millones in 2010, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México. El instituto no cuenta con cifras similares para la clase alta, que en 2010 era de 1.9 millones de habitantes.
Al mismo tiempo, los que tienen el poder adquisitivo han optado por no tener hijos. La Tasa Global de Fecundidad en México se redujo de 2,9 a 2,4 hijos por mujer entre 1999 y 2009.
"Las personas están dejando de tener hijos tan jóvenes... porque pueden tener un estilo de vida diferente en el que pueden darse lujos que saben perfectamente que, en el momento que tengan hijo, los van a perder o sacrificar un poco", explicó Zorayda Morales, analista de estudios sindicados en De La Riva Group, agencia de investigación de mercados.
Palma, quien con 35 años decidió convertirse en "madre" de dos perros, gastó 4.000 pesos (unos 300 dólares) en la fiesta, que incluyó un pastel, premios y bocadillos para 11 perros y 16 personas y que se realizó en uno de los cada vez más comunes hoteles para perros que cuentan con gimnasio y masajes con aromaterapia.
"No es el típico perro que tenías en la azotea de tu casa, en el balcón o adentro. Ahora la gente sí le invierte", dijo el etólogo Renán Medina, uno de los fundadores de Medican, el único hospital veterinario en México que cuenta con cámara hiperbárica para mascotas, que se usa para acelerar la sanación de heridas e infecciones. "Esto va más allá de la moda. La gente ve al perro como parte de su familia", agregó.
Desde 2008 la oferta de productos para mascota ha tenido un crecimiento sostenido del 13% anual. El año pasado ese mercado se elevó a 2.200 millones de dólares, según la agencia de investigación de mercado Euromonitor International.
"Se va creando este esquema en que una mascota como un perro es una alternativa (a la familia)", dijo Raúl Valadez Azúa, paleozoólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México. "Por un lado sienten que los compromiso económicos de tener una familia son muy altos y por otro lado sí tienen los recursos necesarios para hacerse de una mascota a la cual le van a dar muchos cuidados", agregó.
Expertos coinciden en que la cultura del cuidado de los animales ya ha rebasado la clase media y su poder adquisitivo. Imágenes de perros paseando junto sus dueños se hacen más comunes en barrios populares e incluso en mercados ambulantes se encuentran artículos para perro como champú, ropa, cepillos, así como elaboradas correas y collares.
"No depende de clases, depende de compromiso", señaló Medina. "Creo que la gente de escasos recursos a veces es mejor cliente que gente de estratos altos porque llegan y te dicen: 'No tengo dinero, ¿qué facilidades me das? Soy tapicero y te cambio el servicio por tapizarte las sillas", agregó.
En la nueva cultura, el hampa también se ha aprovechado del cariño a los perros. Los ejemplares de raza pura se han vuelto objeto de secuestros, cuyos rescates llegan a alcanzar miles de dólares.
Hebe, una golden retriever de cuatro años, fue robada a punta de pistola cuando su paseador la sacó a caminar por la mañana junto a otros perros.
"Se bajaron dos tipos (de una van) y le dijeron: 'Los perros'. El lo que hizo fue quitarle la correa a Hebe para que se echara a correr, pero mi hija se hizo chiquita y la subieron a ella y a otra golden", contó Karla Gutiérrez, una enfermera que desde febrero ha pegado anuncios con la foto de Hebe y la leyenda "Me robaron".
"Le sigo llorando casi diario en la noche. Trato de hacer mi vida normal, practico fútbol y ando en bici. Trato de volverlo a hacer, pero estuve a punto de renunciar a todo", agrega Karla, quien aún tiene la esperanza de recuperar a Hebe.
"Es la primera fiesta, nunca había tenido una perrita, siempre había tenido perros. Por eso quise hacerlo más especial con ella.", dijo Valery Palma, abogada de 35 años. "No es un simple perro, se vuelve una responsabilidad de 12 o 15 años: inversión, tiempo, cariño y dinero", agregó.
Durante los últimos 10 años, tener una vida de perros ha dejado de ser negativo y las imágenes de canes atados en las azoteas con sólo un balde con agua han sido sustituidas por mascotas que llegan a recibir el trato de una celebridad.
El incremento de la clase media y media alta ha creado un nuevo mercado de productos y servicios dirigidos a los perros que incluyen boutiques de ropa y accesorios, hoteles, spas, restaurantes con menús y hasta postres pensados en los canes.
El cambio resulta sorpresivo en el país que en 2000 dio al mundo "Amores Perros", la cinta de Alejandro González Iñárritu que usaba las peleas de canes clandestinas y otros maltratos a los animales como metáfora de la falta de humanidad en la sociedad mexicana contemporánea.
Pero mientras hay mascotas caninas que se han convertido en los reyes y reinas de los hogares, millones de perros aún rondan las calles buscando alimento en la basura o están encerrados en los departamentos de propietarios que no saben cómo cuidarlos o que simplemente los ven como alarmas antirrobo vivientes.
Se estima que en México hay unos 20 millones de perros. Al menos un millón sufre alguna forma de maltrato, según organizaciones defensoras de los derechos animales.
La Secretaría de Salud de la Ciudad de México calcula que anualmente unos 18.000 perros se pierden o son abandonados en las calles y sólo 1 de cada 10 que llegan a los centros de acogida son reclamados por sus propietarios.
El problema llamó la atención a nivel internacional en 2013 cuando autoridades dijeron que cinco personas fueron asesinadas por una jauría de perros salvajes en el parque del Cerro de la Estrella, en Iztapalapa un barrio pobre de la Ciudad de México. Como resultado, las autoridades atraparon unos 50 canes que llevaron a perreras e inmediatamente activistas de los derechos de los animales protestaron y presionaron a las autoridades para que los animales fueran ofrecidos en adopción.
Pero al mismo tiempo, hay canes que se han convertido en el centro de la vida de una pequeña y creciente parte de la población mexicana que gasta cantidades inimaginables en sus mascotas.
La clase media se elevó de 35.2 millones de personas 2000 a 39.1 millones in 2010, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México. El instituto no cuenta con cifras similares para la clase alta, que en 2010 era de 1.9 millones de habitantes.
Al mismo tiempo, los que tienen el poder adquisitivo han optado por no tener hijos. La Tasa Global de Fecundidad en México se redujo de 2,9 a 2,4 hijos por mujer entre 1999 y 2009.
"Las personas están dejando de tener hijos tan jóvenes... porque pueden tener un estilo de vida diferente en el que pueden darse lujos que saben perfectamente que, en el momento que tengan hijo, los van a perder o sacrificar un poco", explicó Zorayda Morales, analista de estudios sindicados en De La Riva Group, agencia de investigación de mercados.
Palma, quien con 35 años decidió convertirse en "madre" de dos perros, gastó 4.000 pesos (unos 300 dólares) en la fiesta, que incluyó un pastel, premios y bocadillos para 11 perros y 16 personas y que se realizó en uno de los cada vez más comunes hoteles para perros que cuentan con gimnasio y masajes con aromaterapia.
"No es el típico perro que tenías en la azotea de tu casa, en el balcón o adentro. Ahora la gente sí le invierte", dijo el etólogo Renán Medina, uno de los fundadores de Medican, el único hospital veterinario en México que cuenta con cámara hiperbárica para mascotas, que se usa para acelerar la sanación de heridas e infecciones. "Esto va más allá de la moda. La gente ve al perro como parte de su familia", agregó.
Desde 2008 la oferta de productos para mascota ha tenido un crecimiento sostenido del 13% anual. El año pasado ese mercado se elevó a 2.200 millones de dólares, según la agencia de investigación de mercado Euromonitor International.
"Se va creando este esquema en que una mascota como un perro es una alternativa (a la familia)", dijo Raúl Valadez Azúa, paleozoólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México. "Por un lado sienten que los compromiso económicos de tener una familia son muy altos y por otro lado sí tienen los recursos necesarios para hacerse de una mascota a la cual le van a dar muchos cuidados", agregó.
Expertos coinciden en que la cultura del cuidado de los animales ya ha rebasado la clase media y su poder adquisitivo. Imágenes de perros paseando junto sus dueños se hacen más comunes en barrios populares e incluso en mercados ambulantes se encuentran artículos para perro como champú, ropa, cepillos, así como elaboradas correas y collares.
"No depende de clases, depende de compromiso", señaló Medina. "Creo que la gente de escasos recursos a veces es mejor cliente que gente de estratos altos porque llegan y te dicen: 'No tengo dinero, ¿qué facilidades me das? Soy tapicero y te cambio el servicio por tapizarte las sillas", agregó.
En la nueva cultura, el hampa también se ha aprovechado del cariño a los perros. Los ejemplares de raza pura se han vuelto objeto de secuestros, cuyos rescates llegan a alcanzar miles de dólares.
Hebe, una golden retriever de cuatro años, fue robada a punta de pistola cuando su paseador la sacó a caminar por la mañana junto a otros perros.
"Se bajaron dos tipos (de una van) y le dijeron: 'Los perros'. El lo que hizo fue quitarle la correa a Hebe para que se echara a correr, pero mi hija se hizo chiquita y la subieron a ella y a otra golden", contó Karla Gutiérrez, una enfermera que desde febrero ha pegado anuncios con la foto de Hebe y la leyenda "Me robaron".
"Le sigo llorando casi diario en la noche. Trato de hacer mi vida normal, practico fútbol y ando en bici. Trato de volverlo a hacer, pero estuve a punto de renunciar a todo", agrega Karla, quien aún tiene la esperanza de recuperar a Hebe.
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