Levantarse bien temprano, ir a jugar béisbol al
estadio más cercano sin nada en el estómago fue una costumbre por mucho
tiempo para Lázaro Armenteros (Lazarito), quien el pasado 2 de Julio
llegó a un acuerdo con los Atléticos de Oakland por 3 millones de
dólares, quedando ese mal recuerdo en el pasado.
El joven que volvió loco a los scouts de las 30 organizaciones de MLB dijo que no solo fue la comida una adversidad en su vida, también la indumentarias para jugar el béisbol era difícil conseguirlas. Pero, a pesar de que pasó mucha hambre y trabajo en su natal Cuba, nunca dejó de ir al play.
“Yo me internaba en el estadio desde las 7 de la mañana y hasta la una de la tarde sin nada en el estomago. Al salir veía a mis compañeros con un sándwich, refresco o cualquier alimento, y eso me hizo llorar por mucho tiempo”, declaró Armenteros con voz entre cortada. “Fue difícil mi situación en Cuba, ya que allá la alimentación no es la misma que aquí”.
“No tuve ganchos, jugué muchos años en tenis rotos. En verdad yo jugué béisbol desde niño porque amo este deporte, pero nunca lo hice por llegar a ser profesional, por eso no lo dejé. Yo era un niño ilusionado con este deporte en la Habana, pero allá (en Cuba) no existía condiciones para jugar este deporte en cuanto a indumentarias, alimentación, recursos, entre otras cosas”, reconoció Lazarito.
“Le peleaba a mi mamá por la falta de recursos para una buena alimentación, pero todo eso escapaba de ella. A pesar de eso nunca tuve mala cara mientras jugaba béisbol, me veías y no creerías mi situación y mi falta de alimentación”, sigue contando Lazarito sobre su historia en la Habana, Cuba.
El proceso para la firma
Para Lazarito, quien se define como un muchacho humilde y trabajador, la firma con Oakland es solo un escalón en su novel carrera como beisbolista.
Dijo que pasó mucho trabajo para que llegara este momento y que quiere pasar la página de su salida de Cuba para llegar al profesionalismo.
El cotizado prospecto salió de Cuba con ayuda de familiares, se montó en un avión, en compañía de su madre, para Ecuador, pero las autoridades del país le negaron la entrada y lo devolvieron. Luego compró otro ticket para Rusia, pero le sucedió lo mismo. Durante el vuelo de regreso, hizo una escala en Alemania, en donde compró un boleto hasta Haití.
“Mejor no quiero hablar de eso. No quiero recordar el pasado y todo lo que tuve que pasar para salir de Cuba, llegar Haití y luego establecerme en República Dominicana”, dijo en un lenguaje corporal que denotaba tristeza.
“No quería que mi hijo saliera de Cuba, soy muy cubano. Le dije que no la primera vez, pero luego vino con su madre y me confesó que quería probar suerte fuera del régimen y que quería hacerlo joven y no correr la misma suerte que otros peloteros de la isla, en ese momento mi corazón aceptó lo que me pidió e hicimos el proceso”, confesó Lázaro Armenteros, padre de Lazarito.
“Casi no estuve en su proceso de beisbolista porque siempre quise que él jugara baloncesto, pero solo lo hizo por dos meses y volvió a jugar pelota”, agregó el padre, quien fue selección de baloncesto de la mayor de las Antillas. “Fue sagaz por tratar de convencerme y lo logró. Salir de Cuba para mí fue tan difícil, porque soy un cubano de verdad”.
Fuente: Listin Diario
El joven que volvió loco a los scouts de las 30 organizaciones de MLB dijo que no solo fue la comida una adversidad en su vida, también la indumentarias para jugar el béisbol era difícil conseguirlas. Pero, a pesar de que pasó mucha hambre y trabajo en su natal Cuba, nunca dejó de ir al play.
“Yo me internaba en el estadio desde las 7 de la mañana y hasta la una de la tarde sin nada en el estomago. Al salir veía a mis compañeros con un sándwich, refresco o cualquier alimento, y eso me hizo llorar por mucho tiempo”, declaró Armenteros con voz entre cortada. “Fue difícil mi situación en Cuba, ya que allá la alimentación no es la misma que aquí”.
“No tuve ganchos, jugué muchos años en tenis rotos. En verdad yo jugué béisbol desde niño porque amo este deporte, pero nunca lo hice por llegar a ser profesional, por eso no lo dejé. Yo era un niño ilusionado con este deporte en la Habana, pero allá (en Cuba) no existía condiciones para jugar este deporte en cuanto a indumentarias, alimentación, recursos, entre otras cosas”, reconoció Lazarito.
“Le peleaba a mi mamá por la falta de recursos para una buena alimentación, pero todo eso escapaba de ella. A pesar de eso nunca tuve mala cara mientras jugaba béisbol, me veías y no creerías mi situación y mi falta de alimentación”, sigue contando Lazarito sobre su historia en la Habana, Cuba.
El proceso para la firma
Para Lazarito, quien se define como un muchacho humilde y trabajador, la firma con Oakland es solo un escalón en su novel carrera como beisbolista.
Dijo que pasó mucho trabajo para que llegara este momento y que quiere pasar la página de su salida de Cuba para llegar al profesionalismo.
El cotizado prospecto salió de Cuba con ayuda de familiares, se montó en un avión, en compañía de su madre, para Ecuador, pero las autoridades del país le negaron la entrada y lo devolvieron. Luego compró otro ticket para Rusia, pero le sucedió lo mismo. Durante el vuelo de regreso, hizo una escala en Alemania, en donde compró un boleto hasta Haití.
“Mejor no quiero hablar de eso. No quiero recordar el pasado y todo lo que tuve que pasar para salir de Cuba, llegar Haití y luego establecerme en República Dominicana”, dijo en un lenguaje corporal que denotaba tristeza.
“No quería que mi hijo saliera de Cuba, soy muy cubano. Le dije que no la primera vez, pero luego vino con su madre y me confesó que quería probar suerte fuera del régimen y que quería hacerlo joven y no correr la misma suerte que otros peloteros de la isla, en ese momento mi corazón aceptó lo que me pidió e hicimos el proceso”, confesó Lázaro Armenteros, padre de Lazarito.
“Casi no estuve en su proceso de beisbolista porque siempre quise que él jugara baloncesto, pero solo lo hizo por dos meses y volvió a jugar pelota”, agregó el padre, quien fue selección de baloncesto de la mayor de las Antillas. “Fue sagaz por tratar de convencerme y lo logró. Salir de Cuba para mí fue tan difícil, porque soy un cubano de verdad”.
Fuente: Listin Diario
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