PUERTO PRÍNCIPE. Judeley Hans Debel corre lo más rápido posible con su pierna prostética cuando llega al centro ecuestre.
Su sesión montando un caballo es el momento más esperado de la semana.
“Eres el mejor caballo, el mejor”, repite el muchacho de nueve años, acariciando una yegua llamada Tic Tac.
Poco después se le ve orgulloso montando a Tic Tac en un centro ecuestre de Puerto Príncipe que ofrece sesiones terapéuticas a jóvenes con incapacidades. Los impulsores de esta iniciativa dicen que montar a caballo ayuda con el balance, la coordinación y la confianza dado que los movimientos de la pelvis del animal son parecidos a los del ser humano cuando camina. Los paseos a caballo ofrecen además estimulación de músculos y nervios.
La madre soltera de Judeley, Nerlande Jean Philippe, quien no tiene trabajo, dice que las sesiones semanales gratis alejan por un momento a su hijo de la pobreza en que viven. A ella le cuesta mantenerlo y debe hacer lo posible por preservar la prótesis que tiene a medida que crece porque no tiene dinero para comprar una nueva.
“Es un chico fuerte, con mucha determinación. Pero el caballo le da más fuerzas. Le encanta venir aquí”, expresó la mujer en el Centro Ecuestre Chateaublond, ubicado en la sinuosa Route de Freres.
Judeley es una de las entre 4, 000 y 6, 000 personas que sufrieron amputaciones después del fuerte terremoto que devastó la capital haitiana en el 2010.
Tenía dos años y medio por entonces y su pequeño cuerpo quedó atrapado debajo de los escombros de su casa. Además fue quemado por aceite que su madre calentaba en la cocina. La madre pasó horas sacándolo de entre los escombros y lo llevó a un hospital, donde los médicos le amputaron toda la pierna derecha.
Siete años después, este niño de ojos brillantes no se deja vencer por su incapacidad. Le encanta jugar al fútbol y a otros deportes con sus compañeros de escuela y sueña con estudiar medicina algún día.
Pero su actividad preferida, sin duda, es montar a Tic Tac, una yegua de unos 32 años y una personalidad apacible. Casi de inmediato estableció una buena relación con el animal.
Después de montar a Tic Tac una mañana reciente, Judeley limpió al caballo con una esponja, agua y jabón. Está aprendiendo a instalar la montura y a preparar los caballos para que los puedan usar los jinetes.
Varias docenas de personas incapacitadas reciben este tratamiento en el centro ecuestre, según su instructor Louis Guerdes.
Anne-Rose Schoen, fundadora del centro, dice que tal vez lo más importante de todo es que estas sesiones terapéuticas “le alegran la vida a estos muchachos” en un país donde la gente incapacitada enfrenta enormes desafíos”.
Fuente: Diario Libre
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