De Aquí
Santo Domingo
La República Dominicana representa uno de los territorios más diversos en el Caribe. Los fértiles valles, elevadas cordilleras de variada altura y kilómetros de playas ininterrumpidas; todo armoniosamente combinado con su gente que a veces es tan misteriosa como la tierra misma. La isla de La Española, de la que la República Dominicana ocupa casi dos tercios, tiene muchas y hermosas maravillas naturales de la que se puede jactar, y entre ellas está el mundo subterráneo de Los Tres Ojos.
El Parque Nacional Los Tres Ojos está localizado a solo pocos minutos del corazón de la Zona Colonial de Santo Domingo, yendo hacia la parte oriental de la ciudad. Al llegar, la superficie del parque no dice mucho pero en realidad esconde un mundo que durante muchos años ha sido tema de leyendas y cuentos populares. Es muy común escuchar historias sobre este lugar que se remontan a la época de los indios taínos.
Los Tres Ojos es un sitio ideal para pasar un día de paseo tranquilo y reflexivo. Al adentrarse en el complejo cavernoso lo primero que se siente es el cambio atmosférico. El aire parece ponerse denso y deja de circular, al tiempo que se escuchan cómo gotas de agua caen de lo alto de los techos cavernosos a los lagos subterráneos de profundidades desconocidas.
Es importante usar un buen calzado de caminar ajustado, ya que sin darse cuenta tendrá que subir un buen trecho de escalones que a veces se hacen incómodos. La estructura natural del lugar consiste en un conjunto de cuevas con altas bóvedas, albergando un total de tres cuerpos subterráneos de agua, lagos que se delatan por el movimiento en su superficie pero que resultan engañosos en cuanto a su profundidad.
Las cristalinas aguas azules de uno de los lagos alcanza una profundidad de hasta cuarenta (40) pies. En este mismo lago subterráneo se puede tomar un paseo en una rudimentaria balsa tirada por cuerdas que van de un lado de la cueva al otro extremo.
Murciélagos aparecen de repente en algunos puntos, sobrevolando entre las estalactitas que cuelgan y sin chocar contra ellas. Al alcanzar el otro lado de este profundo lago, se toma un sendero que va estrechando y oscureciendo hasta que se llega al “Cuarto Ojo”, descubierto más recientemente, un cuerpo de agua con una profundidad que todavía no ha sido determinada.
El color de sus aguas es verdoso, este lago exterior se encuentra expuesto al sol, bordeado por altos acantilados que se elevan a varias docenas de pies de altura, lo que hace casi imposible llegar al lago desde lo alto. A menos, por supuesto, que usted quiera descender columpiándose por una de las largas lianas que cuelgan del follaje tropical que recubre los riscos.
Dentro del área cavernosa encontrará tarjetas postales y otros souvenirs a la venta. Incluso hay un fotógrafo móvil que está siempre listo a sacarle una linda foto instantánea.
En la superficie y alrededor del parque, encontrará una cafetería, donde podrá disfrutar de un merecido descanso luego de haber bajado y subido los peldaños y haber explorado las cuevas y los misteriosos lagos subterráneos. Vendedores de todo tipo de artículos habitualmente pululan por el estacionamiento o en los terrenos del parque. Carritos llenos de exóticas frutas tropicales, nevados callejeros conocidos como “frio-frío’s,” joyas nativas hechas de coral y piedras de Larimar y algunas artesanías muy interesantes que sirven tanto como para decorar o para fines prácticos.
Sujeta libros, figurillas y pisapapeles, logrados con atractivos diseños y hechos a mano. Muchos de estos artículos tienen representaciones Taínas. Mucho ojo, recuerde nunca aceptar el primer precio ofrecido por el vendedor. En la República Dominicana, el regateo en las calles es todo un arte. Manténgase alerta para que pueda sacar ventaja de la mejor oferta.
En definitiva, una visita al Parque Nacional Los Tres Ojos le ofrece la oportunidad de disfrutar de una perspectiva completamente diferente de la República Dominicana.
Fuente: touringdominicanrepublic.com
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