Cuántas veces escuchaste hablar sobre las reglas de etiqueta para comer, entrevistas de trabajo o eventos sociales. Pero, ¿sabías que hay ciertas pautas a seguir en tus relaciones sexuales? De hecho muchas de ellas forman parte de lo que llamamos la “ética sexual”.
Protección: Es una regla básica, y tiene que ver con los cuidados que debes tener para evitar las consecuencias no deseadas de una relación sexual. Anticoncepción con el método que elijas, y uso de condón para prevenir ITS.
Acuerdo: Cuando dos personas tienen un encuentro sexual lo eligen de común acuerdo. Además, es muy posible que tengan algunas fantasías que no coincidan. Nadie debe hacer algo que no desee, mucho menos si es bajo presión o amenaza o por temor a perder al otro.
Claridad: Si sólo quieres sexo con alguien, no prometas amor o una relación a futuro. Es preferible tener una aventura menos, antes que dañar emocionalmente a otra persona.
Higiene: El aseo corporal es imprescindible, ya que nada es más “repelente” sexual que el mal olor, observar a alguien sucio o el roce con un rostro que no se afeitó durante uno o dos días.
Orden: Es verdad que no siempre podemos preparar un escenario cinco estrellas, pero al menos que el lugar no sea caótico y desagradable. La limpieza y orden de tu casa –si allí vas a tener la relación sexual-, o la búsqueda de un lugar digno, es otra regla esencial ya que habla del cuidado propio y ajeno.
Buen trato: La cordialidad y el respeto forman parte de estas reglas fundamentales. No hagas comentarios que puedan caer mal, y si alguna cosa no te gusta o te incomoda, es mejor comunicarte con claridad y evitar los reproches o palabras degradantes.
Entrega: No importa si la relación es de pareja estable o una aventura. En ese momento debes dar lo mejor de ti, para tu disfrute y el de la persona con la que compartes la escena sexual.
Discreción: Las cosas que se hacen en privado deben quedar guardadas entre ustedes, a menos que acuerden dar a conocer a terceros su encuentro y algunos detalles del mismo.
El “después”: Es ciertamente chocante que alguien, apenas tiene su orgasmo, se levante a bañarse, a vestirse, o a hacer algo que no tiene nada que ver con lo compartido hasta hace unos instantes. El abrazo, las caricias, el diálogo, bañarse juntos, son maneras de seguir compartiendo momentos placenteros más allá de la “pequeña muerte”.
Fuente: discoverymujer.com
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