
Este dedicado padre le estaba perdiendo la batalla al cáncer, pero decidió dejarle el mejor legado del mundo a su querida hija: sus propias palabras. Por ello justo antes de morir le escribió a su hija las tarjetas de felicitación para cada uno de sus primeros 16 años; luego una para los 18 años y finalmente otra para los 21.

Al final pudo celebrar junto a ella su primer cumpleaños, pero sabía que debía hacer algo para los siguientes años. Y aunque debido a su avanzada condición ya no podía escribir, le dictó a su esposa varias frases que demostraban lo mucho que la querría a pesar de todo.
Ahora Zoe recibe cada año uno de los mejores regalos que jamás alguien le podrá hacer.
Fuente: http:
weedia.tv
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