
Esta fuerte afinidad por los actos más o menos atroces de estas personas, les lleva a admirarlas, a escribirles y a unirse sentimentalmente con ellas, a veces, para toda la vida.
Los motivos o razones de este fenómeno son desconocidos pero la psicología lo deriva como un extremo del fanatismo. El caso más llamativo que saltó a los medios de comunicación fue el del violador y asesino en serie Ted Bundy. El número de víctimas podría rondar las cien mujeres y, cuando su detención se hizo pública atrajo a docenas de mujeres tanto a las sesiones de juicio como transformadas en cartas de amor cuando entró en prisión.
Otros criminales objeto de hibristofilia han sido Jeffrey Dahmer, Richard Ramírez o el más conocido quizá, Charles Manson (todos ellos asesinos en serie).
Fuente: Muy Interesante
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