La excitación sexual es una de las fases de la respuesta
sexual humana. Esta comienza con el deseo, sigue con la excitación, continúa
con un periodo de meseta, sigue con el orgasmoY termina con el periodo de
resolución.
Durante la excitación se producen una serie de cambios
anatómicos y fisiológicos, tanto en el hombre, como en la mujer.
- En
el hombre: se produce la erección del pene. Esta puede sufrir variaciones
durante la respuesta sexual, debido a los cambios de estimulación. El
escroto se engrosa y los testículos aumentan de tamaño y se elevan.
- En
la mujer: se produce la lubricación vaginal. El clítoris se erecta
y los labios mayores se abren. Los dos tercios internos de la vagina se
dilatan. El útero se dilata y se eleva. Las paredes vaginales se engrosan
y se vuelven de un color más oscuro. Los pechos se hacen más grandes.
- En
ambos sexos: los pezones se erectan, debido a la estimulación directa.
Aumenta la presión sanguínea, la frecuencia cardíaca y la miotonía
(tensión muscular).
Vamos a ver cómo influyen cada uno de nuestros sentidos en
la fase de excitación sexual.
Gusto
El gusto es el sentido que juega un papel menor en la
excitación sexual. Muchas personas pueden excitarse con el sabor de las
secreciones vaginales o el fluido seminal, pero no está del todo claro si estas
secreciones están mezcladas con otras sustancias químicas que puedan tener
efectos sobre la excitación.
Utilizar alimentos sobre algunas partes del cuerpo puede
contribuir a una mayor excitación para algunas personas. Comer frutas sobre el
cuerpo, untarlo de cremas comestibles o utilizar lubricantes y cremas con
sabores, puede producir sensaciones diferentes y muy placenteras.
No obstante, de forma más indirecta, el gusto de alguna
comida o bebida (por ejemplo, un buen vino) puede asociarse al placer de
la relación sexual.
Olfato
El olfato puede excitar o inhibir la respuesta sexual. En
nuestra cultura, preferimos que nuestros amantes estén aseados y que huelan
bien. Para ello, existen numerosos productos cosméticos, como desodorantes,
colonias, perfumes y geles, con el fin de enmascarar el olor corporal. Un buen
perfume puede hacer aumentar la excitación sexual, haciendo el cuerpo mucho más
deseable. La falta de higiene, produce el efecto contrario en la mayoría de
personas, pudiendo inhibir el deseo previo.
En otras culturas el olor de los genitales y las axilas es
considerado como afrodisíaco. Las secreciones de las axilas contienen
esteroides que funcionan como feromonas(compuestos químicos segregados por
organismos vivos, que provocan determinadas respuestas en el comportamiento, la
reporducción o desarrollo de otros miembros de la misma especie). Por lo tanto,
son compuestos químicos, sin olor, que pueden afectar al comportamiento sexual
de forma inconsciente.
Diversos estudios han mostrado una mayor atracción sexual a
través de las feromonas. Muchas empresas cosméticas comercializan perfumes a
base de feromonas, con el propósito de “volverse irresistible” para el sexo
opuesto.
Vista
Probablemente sea el sentido que más influencia tiene en la
excitación sexual, debido a la rapidez con la que se produce esta, al ver imágenes
que nos resultan eróticas. Muchas revistas masculinas y femeninas están llenas
de cuerpos atractivos. La mayor parte de la publicidad se hace en base a alguna
imagen erótica.
La ropa, los complementos, la forma de nuestro cuerpo, el
color del cabello, el color de la piel, influyen de forma notable en el
atractivo sexual.
También nos gusta ver a nuestra pareja con ropa atractiva,
en ropa interior, desnudándose o desnuda; pero nos gusta mirarla.
Imágenes eróticas o pornográficas pueden producir una
excitación sexual de forma rápida. A muchas parejas les gusta mirarse en un
espejo mientras tienen relaciones sexuales, o se graban en video.
La vista es el sentido que más influencia tiene en el deseo,
que es la fase previa a la excitación sexual.
Tacto
El tacto es el sentido que produce efectos más directos en
la excitación. Nuestra piel nos permite sentir el dolor, la temperatura y
la presión.
Un buen masaje en diversas zonas del cuerpo
(espalda, cabeza, pies…) puede ser sexualmente estimulante. Los besos, las caricias,
los abrazos y demás manifestaciones que incluyen el contacto cuerpo a cuerpo, producen
fuentes inagotables de placer.
Todo nuestro cuerpo es susceptible de producir sensaciones
eróticas. Algunas partes son especialmente sensibles a este tipo de
estimulación, como son las zonas erógenas. Estas áreas de nuestra piel
contienen un gran número de terminaciones nerviosas.
Las zonas erógenas principales incluyen los
genitales, el ano, los pechos (sobre todo los pezones), los labios, la lengua y
el cuello. También existen las zonas erógenas secundarias, que son aquellas
partes del cuerpo que se vuelven eróticamente sensibles a través de la
experiencia.
Oído
El oído también tiene mucha influencia en la excitación
sexual. Los sonidos pueden aumentar o inhibir la respuesta.
Normalmente, los sonidos que provienen de la pareja, ya sean susurros,
indicaciones de placer o gemidos, producen un aumento notable de la excitación
en la pareja.
El lenguaje “sucio” (hablar palabras mal sonantes
o utilizar lenguaje vulgar), puede gustar a muchas personas, en cambio, otras
pueden encontrarlo ofensivo.
La música genera los mismos efectos. Ciertas melodías o
canciones producirán efectos eróticos en algunas personas, mientras que otras
melodías inhibirán por completo la respuesta sexual.
Conclusiones
Cada uno de nosotros tenemos unas preferencias por unos
sentidos u otros. Hay personas que le dan mucha importancia al olfato, gusto u
oído, mientras que otras, consideran estos sentidos menos importantes a la hora
de practicar sexo.
El tacto y la vista son los sentidos sobre los que existe
mayor consenso general a la hora de valorar la influencia que tienen sobre la
excitación sexual. A todos nos gusta sentir el contacto cuerpo a cuerpo, y
nuestra piel puede producirnos sensaciones muy placenteras. Del mismo
modo, nos agrada ver cosas que nos aumenten la excitación.
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