domingo, 10 de agosto de 2014

El mensaje está claro: Medina no irá a la reelección

Fuente: Listin Diario
johannypad01@hotmail.com

Reinaldo Pared afiló cuchillo para su garganta cuando decidió entregar, a cambio de nada, la presidencia del Senado y dejar bajo control de Leonel Fernández la Cámara de Diputados, asumiendo que el Congreso será el principal escenario de la carrera por la nominación a la candidatura presidencial del PLD cuando empieza a descartarse la reelección de Danilo Medina.
La elección del Comité Político peledeista de Cristina Lizardo como presidenta del Senado y de Abel Martínez repitiendo en la Cámara de Diputados, deja un mensaje claro: Danilo no se aventurará a una modificación constitucional para presentarse a la reelección en el dieciséis.
La lógica indica que tal posibilidad habría implicado tomar el control de la Cámara de Diputados para hacer posible la modificación constitucional que elimine el veto a la reelección mediante una ley de convocatoria a la Asamblea Revisora con la sanción indistinta de dos terceras partes de la matrícula de ambas cámaras.
Reinaldo administró muy mal el privilegio de esa información, y es obvio que no estuvo bien asesorado por quienes le indujeron a la autoflagelación política con la renuncia pura y simple de una instancia de poder que le garantizaba por lo menos preeminencia en la jerarquía del Estado, la tarima adecuada para amplificar su discurso y la administración autónoma de fondos públicos, factores que catapultan cualquier candidatura en un medio político de las características del nuestro. Como uno más en la lista de 32 senadores, Reinaldo podrá apreciar ahora la amplitud de la sala de sesiones, verá que los colores son distintos cuando se observan desde el lustroso sillón de caoba con el Escudo dorado a la espalda y que los oídos que le escuchan son diametralmente distintos cuando la voz no es la del que firma los cheques...
… Y entonces comprenderá perfectamente bien la teoría de Leonel sobre los sobrecitos y el poder de influjo del que los reparte como esencia fundamental de la política clientelar que se ejerce en nuestro país.
Ruta franca a Leonel
El escenario le deja el camino franco a Leonel, por lo menos en la primera fase de la estrategia del danilismo en la que Reinaldo queda como Perico en la estaca y el ex presidente se juega un albur peligroso contando con el descalabro de la oposición pero sin medir el peso de su alta tasa de rechazo.
Al ex presidente le adversan, además, sectores determinantes de los llamados poderes fácticos que se niegan a su retorno con claros indicios de que el Departamento de Estado “observa con preocupación” la prevalencia del unipartidismo en el escenario local, según dijo a principios de esta misma semana el embajador Wally Brewster en unas declaraciones corregidas luego por su Embajada.
A pesar de que la oposición no logra cohesionar una alternativa confiable, los cálculos más favorables ni siquiera se atreven a dar como un hecho que Leonel conserve su invicto electoral sumando a todos los factores adversos el agotamiento del PLD después de tres períodos seguidos de gobierno y el escaso entusiasmo que esa candidatura pudiera provocar en las filas danilistas.
Los grupos que presionan por una candidatura opositora que contrapese al PLD se activarán más a partir de la casi inminente candidatura de Leonel, y es probable que en los próximos meses comience a configurarse alguna opción electoral y alianzas partidarias inimaginables en este momento.
Su composción interna
Con Abel Martínez repitiendo por quinta vez en la presidencia de la Cámara de Diputados se garantiza que Leonel mantenga su control, aunque en la presidencia del Senado estará Cristina Lizardo, una de las más fieles seguidoras de Danilo, lo que aparentemente equilibra las fuerzas peledeistas en el Congreso.
En los próximos dos años, sin embargo, el verdadero poder congresual se ejercerá desde la Cámara de Diputados por su composición heterogénea, con una membresía integrada por cuatro bloques-- después de la división del PRD--, y con aliados al PLD que tal vez no sean numerosos pero sí más ruidosos que el resto y que amenazan con marcharse del Frente Progresista.
El presupuesto de la Cámara de Diputados, probablemente por su elevado número de miembros, es seis veces mayor que el del Senado, y se maneja también con autonomía casi absoluta y escasa fiscalización.
Los diputados ejercerán ahora mayor influencia sobre iniciativas pendientes de aprobación y que se tornan vitales para el próximo torneo electoral, como la ley de Partidos Políticos en la que Leonel y Danilo no acaban de ponerse de acuerdo en temas vitales como las primarias simultáneas para escoger candidatos.
La seña del catcher
Lo que se observa ahora es que al Presidente Medina le cogieron la seña que con tanto celos cuidan los cátchers del béisbol en los juegos apretados al dar evidencias de que no correrá por la reelección en las elecciones del 15 de mayo del dieciséis.
Si Danilo hubiera estado pensando en la reelección, lo lógico era que asumiera el control de la Cámara de Diputados para hacer posible la aprobación de una ley de convocatoria de la Asamblea Revisora, lo que le habría exigido aplicar a fondo su liderazgo para aunar voluntades en su propio partido y sumar otros 27 diputados opositores que formarían dos terceras partes de su matrícula.
Semejante hazaña sólo puede lograrse con la logística que aporta el control del hemiciclo luego de concertar en las altas instancias de dirección y de todos los grupos peledeistas. De ahí que se considerara que el danilismo cedería el control del Senado ante la torpe dimisión de Reinaldo a Julio César Valentín y en cambio asumiría el control de la Cámara a través de Radhamés Camacho o de Lucía Medina, hermana de Danilo.
¿Un espejismo letal?
Los acontecimientos hacen suponer que Danilo cede espacio a Leonel Fernández, pero lo que subyace en su estrategia puede ser visualizado sólo por el análisis más profundo y desapasionado. La coyuntura le presenta al Presidente la oportunidad de servirse con la cuchara grande en las candidaturas menores… A simple vista es una jugada tan elemental como cambiar la candidatura presidencial por la mayoría de los escaños en el Congreso y en los ayuntamientos… Pero el espejismo puede resultar letal.
Danilo está proyectando su futuro político más allá de las elecciones del dieciséis sin importarle mucho los resultados electorales en el tramo presidencial.
Quiere asegurarse una mayoría indiscutible en el Senado y en la Cámara de Diputados y para ello tiene primero que imponer a sus candidatos en las provincias y en los municipios.
Para eso tiene que lograr dos cosas: 1ra.)
-Neutralizar a Leonel que deberá conformarse con la candidatura presidencial sin aspirar a una cuota congresual y municipal significativa; y 2da.) -Imponer el sistema de encuestas para medir a los aspirantes más populares de cada demarcación, evitando que los senadores, diputados y síndicos leonelistas decidan su repostulación en base a la influencia económica a pesar de su impopularidad.
Con semejante esquema Danilo aseguraría el control del Congreso Nacional cuando salga en el dieciséis mientras se aliña para regresar en el veinte.
Así se proyecta la política desde el poder… ¿No fue eso lo que hizo Leonel en el diez?

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