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La Universidad Autónoma de
Santo Domingo (UASD) cuando fue creada el 28 de octubre del año 1538 mediante
la bula In Apustulatus Culmine por el papa Paulo III, tenía un principal
objetivo, ofrecer educación superior a los jóvenes dominicanos.
La primada de América inicio
sus enseñanzas organizada en cuatro facultades: medicina, derecho,
teología y artes. Tomando esto como
parámetro podemos deducir que la
población estudiantil existente en aquel momento, con nada se podría comparar
con la existente hoy en día dentro del recinto universitario. Lo cual, ha
motivado a que muchos padres de familia vean en las afueras de la academia un
lucrativo negocio para poder llevar el sustento a su mesa debido al alto flujo de personas que se dan
cita a diario entre empleados y estudiantes.
Actualmente, a 477 años de
la fundación de esta alta casa de estudios, en pleno 2015 cuando verificamos en
los alrededores de la zona podemos percibir una gran cantidad de comercios
existentes, que han desvirtuado el objetivo
inicial de esta institución, ya que más bien esto parece un mercado en donde se
ofertan todo tipo de mercancías desde chancletas, sombrillas, accesorios para
damas, recargas telefónicas, botellas de agua y hasta la delincuencia ha encontrado
espacio para establecer su negocio en la cercanía de este lugar, ya que se
escuchan las quejas de muchos que son asaltados a diario.
De igual modo, se puede
visualizar en el área la gran cantidad de basura que prolifera debido al
desorden con que operan estos negocios que no disponen de suficientes
contenedores para depositar los residuos sólidos de alimentos, bebidas y otros
menesteres consumidos por sus clientes.
Sin embargo, esta realidad
viviente nos proporciona las dos caras de una moneda, en donde a pesar del
desorden manifestado, también se puede percibir cierto grado de comodidad para
los usuarios que día tras día se trasladan a la universidad con el propósito de
adquirir conocimientos y que abordan a estos comerciantes en busca de sus servicios, lo que a su vez se traduce
en una especie de mutualismo, donde estos negociantes perciben ingresos que le
permiten vivir sin tener que cometer actos de vandalismo. Lo que quizás sea tal
vez un aspecto preponderante por lo cual las autoridades pertinentes no han
realizado acciones para corregir este asunto.
Cabe destacar que las tasas
de desempleo no permiten a muchos dominicanos obtener un empleo formal por lo
que este tipo de comercio en la calle, denominado informal, viene a significar una oportunidad
clave e incluso les permite percibir ingresos iguales o mayores a los que
ganarían trabajando para una empresa con un horario fijo.
Muchos de estos pequeños
empresarios, llegan a tempranas horas de la mañana a la zona y retiran sus
puestos ya entrada la noche cuando el flujo de personas es menor y todos se
disponen a regresar a sus hogares para descansar y enfrentar una nueva faena.
Es importante analizar, de
igual modo, que medidas pueden aplicarse para evitar que el entorno de la UASD
se vea desorganizado sin que estas personas se vean afectadas por las
disposiciones tomadas y evitar que empeore la calidad de vida de estos
ciudadanos, Sin embargo reitero que esencialmente como Primada de América,
debemos ser ejemplo para otras instituciones y hacer gala honorifica de este
privilegio cuidando en todos los aspectos la Universidad.
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