viernes, 27 de junio de 2014

Psicología ¿Qué buscan los hombres mujeriegos?

hombres mujeriegosSegún la psicología los hombres mujeriegos que viven romances constantes pretenden hallar en las mujeres a la madre de su infancia.

Miedo al compromiso

El deseo de estar con muchas mujeres encubre la incapacidad de comprometerse con una. Las conquistas que exhibe el mujeriego tapan las carencias de su virilidad para relacionarse con una mujer.
Gran miedo al compromiso y una sexualidad infantil hacen del Don Juan un hombre que nos puede confundir a primera vista, aunque enseguida se descubre que sus apariencias engañan. Más que un hombre, es un niño bastante asustado que tiene que confirmar una y otra vez su capacidad para la seducción.

Según la psicología ¿Por qué van de flor en flor?

Un hombre con tales características tiene pocos recursos internos para estimarse a sí mismo, y necesita verificar constantemente la capacidad de excitar a las mujeres. Una vez que se sabe capaz de excitar a una, le surgen las dudas acerca de las otras, a quienes todavía no ha puesto a prueba.
Ahora bien, excitar y conseguir a muchas mujeres no quiere decir que él obtenga placer. Con frecuencia, los hombres mujeriegos no están satisfechos sexualmente, por eso buscan una y otra vez en sus relaciones sexuales una satisfacción que no encuentran.
Una vez que ha conquistado a una mujer, el Don Juan pierde todo el interés por ella, porque no le ha proporcionado el relajamiento que ansiaba. Entonces se venga de ella acusándola de celosa, de controladora y mostrándole a su nueva mujer, que sí sabrá complacerlo.
Misión imposible. La actividad sexual exagerada es una ‘obsesión’, y se trata de un intento fracasado de utilizar el aparato genital para la descarga de otro tipo de necesidades psicológicas.
El mujeriego tiene verdadero espanto al compromiso, pero está comprometido, sin embargo, con sus impulsos, que le dominan y a los que se encuentra completamente sometido.
Lejos de ser un hombre con una sexualidad plena, dispuesto a compartirla con una mujer y a saber disfrutar de lo que eso supone, nos encontramos ante un niño asustado de sus propios sentimientos y dominado por fantasías inconscientes que le mantienen dentro de una sexualidad infantil. Las apariencias engañan.

La cara más oculta del Don Juan

  • Algunos hombres mujeriegos esconden tras esa actitud compulsiva de coleccionar mujeres una homosexualidad inconsciente que intentan reprimir a toda costa. 
  • El don Juan busca a la madre en todas las mujeres y, como no la encuentra, continúa probando. En cada nueva conquista se prueba como hombre. Al no estar seguro, necesita que ellas le afirmen en su virilidad. 
  • Se trata de una duda interna insoportable que sólo se calma con otra. La dependencia que tiene de las mujeres le molesta, por eso se venga de ellas dejando a una por otra. 
  • Esta sexualidad tan precaria que el conquistador trata de tapar con gran cantidad de mujeres se produce, en ocasiones, para huir de deseos homosexuales inconscientes que no está dispuesto a admitir. 
  • Cuando en el comportamiento amoroso y sexual aparece un rasgo cuantitativamente exagerado, es para frenar otro que empuja desde el interior y que angustia, porque, si sale a la luz, es rechazado por la parte consciente de nuestra personalidad.

Trampas a tener en cuenta de los hombres mujeriegos

  • Los hombres adictos a las mujeres poseen unos rasgos psicológicos cercanos a aquellos que sienten miedo ante el compromiso afectivo. No pueden mantener una relación con una mujer porque la cercanía afectiva les asusta, y sienten hacia ellas una fuerte ambivalencia. 
  • Son exigentes y provocan que la mujer adopte el papel de madre. Intentan que su pareja les perdone sus aventuras amorosas bajo la excusa de que no lo pueden evitar. Entonces hay que recomendarles tratamiento, porque tales actitudes no guardan relación con la virilidad, sino con la patología: están atrapados en una sexualidad infantil. 
  • Cuando la mujer adopta el papel de madre que él mismo le ha solicitado, busca a otra porque se siente agobiado, se asfixia en una relación que le infantiliza. Segúa la psicología su autoestima se tambalea y reasegura su identidad masculina dirigiendo su deseo a otra que le devuelva una imagen de hombre potente. Colocarse en el lugar de una madre es para la mujer una trampa que, quizá acepte porque, al igual que su pareja, tiene problemas con su identidad de mujer.

El caso de Gustavo y Clara

Clara llega a su casa un poco antes de la hora acostumbrada y encuentra a su pareja con una chica. Están bastante acaramelados en un sofá, aunque, según Gustavo, sólo la estaba soplando en un ojo porque se le había metido algo. Clara se molesta, pero él la acusa de celosa.
A partir de ese día, la relación comienza a ir de mal en peor. Hace un año que viven juntos, todo un récord para Gustavo, que tras su afición a las mujeres oculta sus conflictos psicológicos. ‘Contigo será diferente’, le había dicho Gustavo a Clara cuando ella expuso sus dudas ante la propuesta de su novio de vivir juntos.
Clara se había enamorado, pero sentía temor porque él tenía fama de mujeriego. Era muy dado a las relaciones sentimentales, aunque todas acababan pronto y mal. Según él, tenía mala suerte con las mujeres.
Una argumentación perfecta para alguien que quiere inhibirse de su propia responsabilidad. Mientras el destino sea responsable de lo que ocurre, uno no tiene por qué reflexionar sobre su participación en los hechos. Y cuando la culpa no es del destino, es del otro.
Gustavo consiguió ahogar los miedos de Clara con flores, llamadas telefónicas y palabras de amor, pero, a los pocos meses de vivir juntos, ya había conseguido que Clara empezara a comportarse con él como una madre.
Entonces Gustavo comenzó a sentirse agobiado y su mirada se dirigió a otras, provocando la ruptura. Por esa razón llevó a la chica a su casa: para que Clara, que ya había hecho la vista gorda ante otras situaciones, no tuviera más remedio que plantearse la situación de romper. Quería que ella le echara, responsabilizándose así de la ruptura.
Detrás de esta actuación de Gustavo se oculta un mecanismo sádico. En realidad, él echa la culpa a Clara de su situación porque siente que ella no le da lo bastante para estar satisfecho, por lo que ha de buscarlo en otra.
Hijo de una madre muy ambiciosa y frígida, que canalizó el cumplimiento de sus ambiciones a través de su hijo, Gustavo vivió atrapado entre el deseo de no decepcionar a su madre y la culpa de suplantar a un padre al que consideraba insuficiente desde el punto de vista sexual.
Para pagar esa culpa antigua, dudaba de su propia capacidad para satisfacer a las mujeres. Por eso, apenas conquistada una, probaba con otra en un intento por liquidar esa incertidumbre.
El don Juan busca en todas las mujeres a la madre y no la puede hallar. Quiere que las mujeres le aseguren una virilidad que se tambalea y una autoestima que sólo se sujeta si el otro cae rendido a sus pies.

Fuente: http://blogope.com/psicologia-

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