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Se supone que el sábado será cuando Brittany Maynard se quitaría la vida. Es posible que lo haga, aunque su más reciente mensaje sugiere que quiere seguir viviendo, al menos un tiempo.
Sin importar lo que suceda, esta mujer de 29 años que sufre de cáncer cerebral terminal ha compartido su viaje hacia la muerte con un mundo paralizado. Algunos la han vitoreado, otros han lamentado su decisión y le piden que permita que la naturaleza siga su curso.
La decisión pública de Maynard ha convertido al movimiento del derecho a morir en algo real e inmediato para una generación de personas muy jóvenes que han enfrentado su propia mortalidad. La juventud y candor de Maynard, sus planes simples pero conmovedores —morir en la casa de Oregon que comparte con su esposo— han atraído a una audiencia mundial: su video en YouTube ha sido visto más de 9,3 millones de veces; su página web para recaudar fondos ha sido visitada más de 4 millones de veces e incluye visitas desde lugares tan lejanos con Tayikistán, Islandia, Siria y Burkina Faso.
"Está cambiando todo para nosotros en lo que respecta a concientizar", dice Coombs Lee, una de las que redactó la ley para morir con dignidad existente en Oregon y presidenta de Compassion & Choices, una organización que busca expandir este tipo de medidas en todo el país y sea aliado con Maynard.
"El público en general tiene la idea no expresa de que este es un tema con el que lidian los ancianos. La situación de Maynard es muy diferente, ella es joven, vibrante. Podría ser mi hija, una nieta, la vecina, una amiga de la escuela".
Los argumentos de Maynard para morir no son nuevos, sin embargo la tragedia que vive, relatada en tuits, videos y diversas redes sociales, ha ampliado la conversación para incluir a más gente como ella, dice Abraham Schwab, especialista en ética de la medicina de la Indiana University-Purdue University Fort Wayne. "Ella cambió el debate cambiando la audiencia del debate", agrega.
Maynard, a quien en la primavera le dijeron que le quedaban seis meses de vida, anunció en el verano que moriría bajo sus propios términos con una dosis de fármacos legales —permitidos bajo la ley de Oregon— en lugar de sufrir de los debilitantes efectos de un cáncer imparable.
Originalmente, planeaba poner fin a su vida el 1 de noviembre, pero los que la apoyan dicen que esa siempre fue una fecha flexible. En un video publicado el jueves, la mujer dice que posiblemente esperará.
"Todavía me siento muy bien y todavía tengo suficiente alegría, sonrisas con mi familia y bastantes amigos, que todavía no parece ser el momento ideal justo ahora", dice Maynard en el video distribuido por Compassion & Choices. "Pero llegará porque cada vez me siento más enferma. Está pasando cada semana".
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