Una vez más la historia
y la patria nos convoca hoy lunes 26 de enero a conmemorar el 202 Aniversario de
la figura más humilde, desinteresada, noble y decidida que ha dado nuestra
nación; el Patricio Juan Pablo Duarte, quien entregó todos sus bienes, su
tiempo, su juventud y hasta su vida por la causa de la patria y para que
las generaciones de hoy tuviéramos una nación gigante, próspera y sobre todo
libre de toda dominación extranjera.
El joven Juan
Pablo Duarte, hijo del español Juan José Duarte y de la dominicana Manuela Diez
demostró ser más inteligente que sus amigos más cercanos, llegando el cura José
Antonio Bonilla, quien fuera uno de sus maestros, a considerarlo un sabio.
Desde pequeño estudió francés, inglés, gramática, aritmética y teneduría de
libros, por sus capacidades y estudios se le tiene como el primer contable de
la República Dominicana.
Cuando apenas
tenía 15 años Duarte visitó a los Estados Unidos, Inglaterra, Francia y España
donde aprendió los principios de la libertad, la independencia y la soberanía
de los pueblos. Esas ansias de libertad lo motivan a regresar a Santo Domingo
en 1832 y posteriormente a fundar el 16 de julio del 1838 la Sociedad Secreta
La Trinitaria, organización independentista que más impulsó la lucha por la
libertad y la constitución de una nación libre y soberana que desde el 27 de
Febrero del 1844 se conoce como República Dominicana.
Juan Pablo Duarte
es el dominicano por excelencia, su vida ha sido un testimonio radiante de un
ser humano que supo descubrir cuál era el propósito de su vida: Forjar una
nación con los más sublimes valores que fueron consignados por la eternidad en
el Escudo cobijado por la Santa Cruz y la palabra de Dios que ampara la
gloriosa Bandera Dominicana: Dios, Patria y Libertad.
Su ideal estaba
lleno de amor hacia aquellos con quienes compartía, esto se refleja en sus
palabras inmortales; citamos: “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no
descender a la tumba sin dejar mi patria libre, independiente y triunfante”.
Este prohombre de la Patria, una vez que supo cuál era su misión, no descansó
hasta lograrla; es por esto que con gran propiedad declaraba la importancia
vital de contar con hombres de buena voluntad y de fe, de la siguiente forma
exclamaba: “Los Providencialistas son los que salvarán la Patria del infierno a
que la tienen condenada los ateos, Cosmopolitas y opulentos”.
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