Varias décadas después de haberse convertido en uno de los íconos del cine de los años 40, María Montez continúa siendo recordada como una de las estrellas inmortales de los años dorados de Hollywood.
A medida que transcurre el tiempo su trayectoria artística y su vida privada despiertan interés hasta en las nuevas generaciones que apenas han tenido la oportunidad de conocer la trascendencia de su carrera.
Su trágica muerte a destiempo en la plenitud de su vida artística y mientras conservaba sus extraordinarios atributos físicos, entre los que se destacaban su excepcional glamur y exótica belleza, contribuyó a convertirla en uno de los mitos sagrados del celuloide.
Fue Barahona, “La Perla del Sur”, donde vio la luz por primera vez María África Gracia Vidal, el 6 de junio de 1912, quien logró destacarse mundialmente como estrella de cine con el nombre de María Montez.
En sus inicios en Hollywood, uno de los hechos cuyo impacto fue efectivo en la proyección de la imagen de Montez a fin de convertirla en estrella de cine consistió en la mención de la entonces novel actriz, en una entrevista que concedió Michael Vargas, en la época cotizado fotógrafo de modelos, al programa de televisión de más audiencia en Hollywood sobre cine, y consistió en lo siguiente:
Al preguntársele a ese famoso fotógrafo cuáles eran los atributos físicos que debía tener la mujer perfecta respondió: “Los hombros de María Montez, la cabellera de Maureen O’ hara, los ojos de Linda Darnell, los labios de Ann Sheridan, el busto de Rita Hayworth, las manos de Hedy Lammar, y las pantorrillas de Marlene Dietrich”.
Es evidente que los atributos físicos de la que fue reconocida como la “Sirena de Hollywood”, nuestra María Montez, contribuyeron determinantemente a la obtención de su exitoso estrellato y a que se le conociera internacionalmente como la indiscutible “Reina del Tecnicolor”.
Antes de que María Montez lograra el estrellato en Hollywood, la primera película en que actuó en tecnicolor, en 1941, “That Night in Rio”, fue dirigida por Irvine Cummings para 20th Century Fox, empresa que llegó a un acuerdo con la Universal Pictures para que la Montez formara parte del elenco de esa película.
El film, que tenía como propósito difundir la política estadounidense “del buen vecino”, tuvo como protagonistas a la actriz y cantante Carmen Miranda, conocida entonces como “La Bomba Brasileña” y a la también actriz y cantante Alice Faye, promovida como “La Rubia de Oro” del estudio.
Pese a que el papel de María Montez originalmente no tenía la misma relevancia que los de sus protagonistas, ese film reveló sus excepcionales condiciones para la nueva técnica y le sirvió de plataforma para ser tomada en cuenta para otros roles más favorecedores para su carrera. Además el hecho que la revista “Life” y otros medios promovieran a María Montez a la altura de Alice Faye y Carmen Miranda fue determinante para proyectar la figura de la diva dominicana en ese período de su carrera.
Fue “Arabian Nights”, del director John Rawlins (1942), la primera de las “fantasías orientales” que protagonizó la eximia actriz, lanzándola al estrellato y generándole el título de “Reina del Tecnicolor”.
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