Solemos hablar de los adictos sexuales, también de quienes tienen poca o baja libido; incluso, de acuerdo con los especialistas hay personas asexuadas, pero poco se mencionan quienes padecen de “anorexia sexual”.
El compulsivo o adicto al sexo vive pendiente de sus deseos e impulsos permanentes; quien tiene disminución de la libido casi no tiene interés sexual y el asexuado ni siquiera piensa en sexo. En cambio, quien sufre de anorexia sexual vive obsesionado con alejar el sexo de su vida.
La terapeuta sexual y de pareja Heidy Camilo, del Centro Vida y Familia, explica que la anorexia sexual no se trata de bajo deseo sexual o de rechazo sexual; sino de un vacío, de una profunda privación, de un sufrimiento en silencio. Es un estado obsesivo en el cual la disposición física, mental y emocional para evitar el sexo domina la vida de quien sufre este trastorno.
“El anoréxico sexual suele tener una percepción distorsionada de su cuerpo, rechaza su figura, así como las funciones o expresiones de su anatomía. Tiene pánico a sentir placer y llega a ser capaz de alejar para siempre a quien se atreve a manifestarle afecto de índole sexual. Siente la necesidad de evitar todo lo relacionado con el sexo, miedo y vergüenza de los genitales, y dudas obsesivas sobre la propia adecuación sexual, entre otros síntomas”, dice.
Agrega que en estas personas el miedo actúa como un inhibidor de la conducta, convirtiéndose en un ser aprensivo, con sentimientos de inferioridad, torpeza corporal, sin recursos amatorios, con la “idea fija” de ser puestos en ridículo por cualquier expresión sexual.
Camilo comenta que las personas con anorexia sexual presentan un cuadro complejo, pues tienen un sistema de creencia que los conduce a un juicio distorsionado de la sexualidad, y esto activa su “anorexia sexual”, creando una preocupación tan fuerte en ellos, que los conduce a estrategias de distanciamiento y a la desesperación, llegando a la aversión sexual.
Lo que desata el problema
De acuerdo con los especialistas, este trastorno puede presentarse por diferentes causas. Muchas personas que fueron lastimadas, rechazadas, dañadas o abusadas, como defensa de ese ataque, real o imaginario, anulan cualquier posibilidad de expresión sexual.
Estos pacientes, que no intiman con otros ni consigo mismos, suelen formar parte de familias poco afectuosas, con cuadros de adicción o conductas destructivas. Pueden, además, haber recibido una educación extremadamente rígida, controlada y de fácil influencia respecto a la moralidad sexual. Otro factor que puede ocasionar una disminución del deseo son las “frustraciones anteriores causadas por otras disfunciones sexuales, como problemas de erección, en el caso del hombre, experiencias de dolor físico o de imposibilidad de llegar a tener un orgasmo, en el caso de la mujer. Estas vivencias pueden generar una resistencia al encuentro sexual para evitar el momento doloroso o frustrante.
Existen, además, otras causas vinculadas con el mundo interno individual. Por ejemplo, la depresión, entre las tantas consecuencias que tiene en la vida emocional de quien la padece, puede generar una grave disminución en el deseo. Pero las crisis vitales, como la jubilación o el período posparto, también pueden ocasionarlo. El agotamiento que producen las exigencias laborales también puede ocasionar una disminución en el deseo sexual. Cuando la persona está todo el día trabajando y vuelve muy tarde a casa, muchas veces no tiene ganas de tener un encuentro sexual. Para que el encuentro se dé hay que tener tiempo y energía.
A su vez, la anorexia sexual puede estar asociada a otras patologías: depresiones, hipotiroidismo, trastornos obsesivos, o trastorno por estrés postraumático, sobre todo como resultado de abuso o violación, cirugías mamarias o de otra región corporal, abuso de alcohol, etcétera.
El compulsivo o adicto al sexo vive pendiente de sus deseos e impulsos permanentes; quien tiene disminución de la libido casi no tiene interés sexual y el asexuado ni siquiera piensa en sexo. En cambio, quien sufre de anorexia sexual vive obsesionado con alejar el sexo de su vida.
La terapeuta sexual y de pareja Heidy Camilo, del Centro Vida y Familia, explica que la anorexia sexual no se trata de bajo deseo sexual o de rechazo sexual; sino de un vacío, de una profunda privación, de un sufrimiento en silencio. Es un estado obsesivo en el cual la disposición física, mental y emocional para evitar el sexo domina la vida de quien sufre este trastorno.
“El anoréxico sexual suele tener una percepción distorsionada de su cuerpo, rechaza su figura, así como las funciones o expresiones de su anatomía. Tiene pánico a sentir placer y llega a ser capaz de alejar para siempre a quien se atreve a manifestarle afecto de índole sexual. Siente la necesidad de evitar todo lo relacionado con el sexo, miedo y vergüenza de los genitales, y dudas obsesivas sobre la propia adecuación sexual, entre otros síntomas”, dice.
Agrega que en estas personas el miedo actúa como un inhibidor de la conducta, convirtiéndose en un ser aprensivo, con sentimientos de inferioridad, torpeza corporal, sin recursos amatorios, con la “idea fija” de ser puestos en ridículo por cualquier expresión sexual.
Camilo comenta que las personas con anorexia sexual presentan un cuadro complejo, pues tienen un sistema de creencia que los conduce a un juicio distorsionado de la sexualidad, y esto activa su “anorexia sexual”, creando una preocupación tan fuerte en ellos, que los conduce a estrategias de distanciamiento y a la desesperación, llegando a la aversión sexual.
Lo que desata el problema
De acuerdo con los especialistas, este trastorno puede presentarse por diferentes causas. Muchas personas que fueron lastimadas, rechazadas, dañadas o abusadas, como defensa de ese ataque, real o imaginario, anulan cualquier posibilidad de expresión sexual.
Estos pacientes, que no intiman con otros ni consigo mismos, suelen formar parte de familias poco afectuosas, con cuadros de adicción o conductas destructivas. Pueden, además, haber recibido una educación extremadamente rígida, controlada y de fácil influencia respecto a la moralidad sexual. Otro factor que puede ocasionar una disminución del deseo son las “frustraciones anteriores causadas por otras disfunciones sexuales, como problemas de erección, en el caso del hombre, experiencias de dolor físico o de imposibilidad de llegar a tener un orgasmo, en el caso de la mujer. Estas vivencias pueden generar una resistencia al encuentro sexual para evitar el momento doloroso o frustrante.
Existen, además, otras causas vinculadas con el mundo interno individual. Por ejemplo, la depresión, entre las tantas consecuencias que tiene en la vida emocional de quien la padece, puede generar una grave disminución en el deseo. Pero las crisis vitales, como la jubilación o el período posparto, también pueden ocasionarlo. El agotamiento que producen las exigencias laborales también puede ocasionar una disminución en el deseo sexual. Cuando la persona está todo el día trabajando y vuelve muy tarde a casa, muchas veces no tiene ganas de tener un encuentro sexual. Para que el encuentro se dé hay que tener tiempo y energía.
A su vez, la anorexia sexual puede estar asociada a otras patologías: depresiones, hipotiroidismo, trastornos obsesivos, o trastorno por estrés postraumático, sobre todo como resultado de abuso o violación, cirugías mamarias o de otra región corporal, abuso de alcohol, etcétera.
Cómo saber si se padece el trastorno
En su libro “Anorexia sexual: cómo vencer el odio a la propia sexualidad”, Patrick Carnes presenta una guía de preguntas para reconocer qué relación podemos llegar a tener con la anorexia sexual. Propone señalar si alguno de estos síntomas está o estuvieron presentes en algún momento de la vida: pavor al placer sexual, miedo consistente al contacto sexual, vigilancia obsesiva a cuestiones eróticas, evasión de algo relacionado con lo sexual, preocupación de que otras personas sean sexuales, aversión extrema a las funciones corporales, juicios y actitudes rígidas acerca de la conducta sexual y miedo y preocupación excesiva hacia enfermedades de transmisión sexual. Si se identificó con cinco o más puntos, podría estar padeciendo una privación o anorexia sexual que puede ser tratada o corregida con ayuda profesional. Como siempre, el tema no termina en responder un test. Ante la mínima duda hay que consultar con un médico clínico, sexólogo, psicólogo, psiquiatra o cualquier otro profesional de la salud calificado.
Saber
El proceso de recuperación del anoréxico suele ser tarea compleja, pero no imposible. La persona necesita dejar de rechazarse a sí misma y comenzar a aceptar su cuerpo y, luego, integrar la vida sexual al resto de los aspectos vitales.
Fuente: Externa
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